Hoy he descubierto una verdadera joya extramuros. La gente que visita mi ciudad suele limitarse a ver la Guía Patrimonio, pero a unos diez minutos andando del Azoguejo, está escondida esta verdadera joya del arte Mozárabe. Poca gente se acerca a conocerla, poca gente se interesa por el 80% de Segovia que se deja de ver en las rutas típicas, y San Antonio el Real es uno de los ejemplos más flagrantes.
Siento la oscuridad de las fotos, pero si picáis encima lo veréis en tamaño grande, y podréis apreciar los eneágonos entrelazados con endecágonos, los escudos de Enrique IV escondidos en la trama, los maravillosos rojos y dorados de su policromía, el detalle de sus grabados... Uno de los espléndidos artesonados que esconde este tesoro del siglo XV. ¡Por favor, picad encima de esta de la derecha y veréis de lo que hablo!
Porque Segovia, por aquel entonces, estaba rodeada de un bosque inmenso, que conectaba con los bosques de los montes de Valsaín (pertenecientes a la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia), y a diez minutos del punto más alto del Acueducto teníamos a los jabalíes correteando por entre los pinos...
Así como el Palacio de San Martín se construyó, según la leyenda, para que el rey pudiera irse de farra sin tener que pedir las llaves al alcaide del Alcázar cuando volvía a horas intempestivas y borrachuelo, este palacio se construyó como retiro y solaz del monarca. Está repleto de arte mozárabe, que tanto
complacía al rey (¡tanto, que solía vestir con chilaba y turbante casi todo el tiempo!).
La policromía de este techo de la derecha (nada más y nada menos que la sacristía) está recientemente restaurado...
Porque, amiguitos, los techos están tal cual desde el siglo XV... Ningún otro edificio conserva los artesonados intactos desde aquel siglo, todos están reparados o restaurados. Esto se debe a que, al ser un convento, estaban mucho menos sometidos a desgaste, y a que la zona en que se sitúa el convento es seca y fría.
El atrio es digno de ver, porque se respira en él una paz y una intimidad difíciles de obviar. Es la columna vertebral en torno a la cual se reparten estas salas.
En las paredes, dos curiosidades: unas figuras que aparecieron pintadas, como garabatos, de un gato y un hombre; y el resto de un Grotesque italiano junto a la puerta.
¿Que cuánto cuesta la visita guiada? Dos euros, así de sencillo. ¿Que dónde está? Al comienzo del Acueducto, en la Carretera de La Granja. No dejéis de preguntar por él cuando paséis por Segovia, porque la verdad es que es un verdadero crimen perdérselo.
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