En tu allí.
Como cada 31 de Octubre, te recordé. El mundo no me ha dejado decírtelo hasta ahora. Sigue durmiendo, mi niño. Sueña con calles, con mariposas de humo, con cervatillos de oro, con risas como campanas.
Nosotros escuchamos el eco de tu risa en este bosque de lo ignoto, de luciérnagas inflorescentes.

No hay comentarios:
Publicar un comentario