Dicen las viejas que, justo antes de nacer, Noviembre se entretuvo mirando las hormigas acarrear pedazos de pan. Por eso se le quedó el alma lejos. Niña boba, le decía la abuela, siempre con las musarañas. Niña boba.

Así que no le cabía un alma.
Cuando siente añoranza, Noviembre busca a La Grande. No es su mamá, no es su abuela. Es simplemente La Grande. Y se mete a escondidas y con los pies sucios entre las sábanas de su cama, se acurruca contra su espalda y escucha. Y el alma de La Grande le arrulla una nana.
Noviembre se toca los dedos de los pies. Están fríos. Hoy le han traido una peonza, y le piden que la baile. Pero ella no quiere. No le gustan las cosas que se mueven rápido. Así que allí la deja, quieta en el suelo, y se asoma a la ventana. Noviembre siempre estampa la cara en el cristal para asomarse. Está nevando.
Hace tiempo sueña que los seres de rafia que fabrican las nubes pelan cebollas, y eso es la nieve. Copos de cebolla. Por eso los cristales lloran cuando nieva.
Pero nadie sabe por qué llora y ríe Noviembre.
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Es la primera vez que una de mis ABJD va a tener historia previa a su llegada. Estoy creando un personaje, o más bien el personaje está creciendo dentro de mí.
A ver dónde nos lleva.
Findûriel
(Imagen extraída de morguefile, banco de fotografías liberadas de copyright y sin derechos de autor, acogidas a Creative Commons y sin requerimiento de acreditación)
Me encanta.
ResponderEliminarDe hecho, mi muñeca también tiene nombre e historia antes de llegar. Lo que pasa es que soy terriblemente egoísta y he decidido no compartirla. XDDDD
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