Fue un pestañeo. Un parpadeo largo y doloroso, un vacío, una agónica apnea. Y luego ya no estabas más.
Pero gritaste en tu vida tan alto y tan fuerte, con una voz tan clara y hermosa, que sigo encontrando tus ecos escondidos en el devenir de la historia. Un guiño aquí, una incógnita media sonrisa allá, una foto, una referencia, una reposición, un retazo musical. Y me arrastras hacia ti, haciendo que me broten las flores de la sonrisa o los remolinos de la fascinación.
Siempre tú, siempre allí. Como todos los años estás presente. Así que llueve, susurra en la brisa o germina bajo los árboles. Tu recuerdo siempre me encuentra, como un pulso que late conmigo.
aaains!!!
ResponderEliminarkeleb-dûr