Hace dos años que escribí este texto. Acabo de encontrarlo en uno de mis cuadernos de textos aleatorios.
Era un ejercicio sobre la descripción de un indivíduo para la clase de Literatura Norteamericana del Siglo XX. Me sorprende la cantidad de cosas extrañas que salen de la pluma cuando se llevan unas cuatro horas escribiendo y creando sin parar. Tardes intensivas de exprimidor literario, eso eran los jueves y viernes de hace dos años. este texto lo escribí en una parada de bus, dedicado a un desconocido que se tomó la molestia de inspirar el aire de la helada bajo una farola.
Me recuerda las tareas que aún tengo que hacer para ComLit...
declarado el estado de emergencia, recién terminado el trabajo arcano, aquel que sueña entre suspiros se aleja de quien suspira en sueños. doce metros más abajo se detiene a oler la frescura de la noche, prendido en luciérnagas, con los párpados cerrados, suavemente, en un susurro inaudible. llena los pulmones de aire, haciendo ruido, sin casi mover el cuerpo, frunciendo levemente los labios, escondidos en el cuello del abrigo. sus dientes pequeños se entrechocan, gozosos en el hielo, enterrados en una piel tan blanca. su ronroneo queda ahogado en la lana, su placer se extiende hasta la punta de los dedos con un repentino escalofrío, que eriza el vello claro de la nuca, doliendo en las chispas. y se queda ahí, silente, tan bello en el frío que se vuelve intocable.
yo miro y me sonrío, y las tripas me bailan. me siento mutilada en las entrañas por tal visión, el estómago se me vuelve y me mareo. continúo mirando con las yemas temblorosas, con las ganas empujando para salir, con las cadenas que tintinean clavadas en la carne y los labios latiendo como fubu recién pescado. el recuerdo de su voz reverbera en mí, como en las oscuras lagunas donde se arrastran los peces de mi consciencia. su voz despierta mis sapos y espanta a las mariposas, que chocan contra los párpados, haciendo vibrar sus alas de cristal.
y la noche se extiende entre nosotros, sublime, profunda. traza sus sombras enredando las nuestras . surgen vacíos en los bolsillos, los guantes, las cuencas oculares. da el primer paso y se aleja, con sus dedos estremecidos, sus ronroneos, su sueño entre blancuras...
Era un ejercicio sobre la descripción de un indivíduo para la clase de Literatura Norteamericana del Siglo XX. Me sorprende la cantidad de cosas extrañas que salen de la pluma cuando se llevan unas cuatro horas escribiendo y creando sin parar. Tardes intensivas de exprimidor literario, eso eran los jueves y viernes de hace dos años. este texto lo escribí en una parada de bus, dedicado a un desconocido que se tomó la molestia de inspirar el aire de la helada bajo una farola.
Me recuerda las tareas que aún tengo que hacer para ComLit...
declarado el estado de emergencia, recién terminado el trabajo arcano, aquel que sueña entre suspiros se aleja de quien suspira en sueños. doce metros más abajo se detiene a oler la frescura de la noche, prendido en luciérnagas, con los párpados cerrados, suavemente, en un susurro inaudible. llena los pulmones de aire, haciendo ruido, sin casi mover el cuerpo, frunciendo levemente los labios, escondidos en el cuello del abrigo. sus dientes pequeños se entrechocan, gozosos en el hielo, enterrados en una piel tan blanca. su ronroneo queda ahogado en la lana, su placer se extiende hasta la punta de los dedos con un repentino escalofrío, que eriza el vello claro de la nuca, doliendo en las chispas. y se queda ahí, silente, tan bello en el frío que se vuelve intocable.
yo miro y me sonrío, y las tripas me bailan. me siento mutilada en las entrañas por tal visión, el estómago se me vuelve y me mareo. continúo mirando con las yemas temblorosas, con las ganas empujando para salir, con las cadenas que tintinean clavadas en la carne y los labios latiendo como fubu recién pescado. el recuerdo de su voz reverbera en mí, como en las oscuras lagunas donde se arrastran los peces de mi consciencia. su voz despierta mis sapos y espanta a las mariposas, que chocan contra los párpados, haciendo vibrar sus alas de cristal.
y la noche se extiende entre nosotros, sublime, profunda. traza sus sombras enredando las nuestras . surgen vacíos en los bolsillos, los guantes, las cuencas oculares. da el primer paso y se aleja, con sus dedos estremecidos, sus ronroneos, su sueño entre blancuras...
0 comentarios:
Publicar un comentario