Muchos de vosotros me conocéis, y no sabéis aún que tengo este problema. Como si de una terapia de grupo se tratase, estoy dispuesta a reconocerlo delante de todos aquellos que leéis este blog, delante del mundo entero.
Tener esta incapacidad nunca me ha afectado demasiado en la vida diaria. Me ha frustrado en algunos momentos, pero siempre he salido adelante ante la mofa y befa de propios y extraños que conocían mi impedimento. No era mi culpa no poder hacerlo... Fui motivo de escarnio más de una vez, y me señalaron con el dedo riéndose. Pero esto se ha acabado, de una vez por todas voy a gritarlo.
Porque sí, amigos, soy incapaz de hacer los pitos.
Mis dedos no quieren producir tan gracioso, peculiar y orgulloso chasquido. Más de una vez he tratado de obligarlos, convencida de que ponía los dedos mal, o que no los humedecía, o que no les aplicaba la fuerza necesaria, pero nada. Sólo he terminado con los dedos doloridos y el ánimo hecho polvo.
De pequeña me veía obligada a hacer playback cuando bailaba jotas sin castañuelas. Me acordaba de Pinocho, cuando era incapaz de silbar.
Parece un impedimento tonto, pero no lo es. Desde niña he tenido que descartar a mi mente fantasiosa de ciertos sueños. Nunca podría recoger los juguetes con Mary Poppins. No podría ser jamás hipnotizadora, ni adiestradora de caniches, ni bailaora de flamenco, ni profesora de danza, ni directora de coro, ni rockabilly, ni siquiera una chula rapera (aha-aha-aha, tik-tik-tik).
Los remedios que me proponían no me consolaban, ni las palmadas, ni las patadas, ni siquiera el uso de un bastón. Me parecían parches a semejante carencia, sucedáneos baratos del reconfortante chasquido.
Pero he aprendido a vivir con ello. Ahora no me importa tanto. Sólo os pido que, de vez en cuando, cuando chasqueéis los dedos, penséis en toda la gente que no podemos hacerlo, y lo hagáis dos veces: Esta por mí... ¡y esta por la Findûs! Echad una ahora mismo por mí, aunque sea por debajo de la mesa de la oficina...
Y todos aquellos incomprendidos, que os escondéis en las sombras de vuestros dedos rebeldes, alzad la mano conmigo... SÍ, NO SABEMOS HACER LOS PITOS, ¿Y QUÉ?
6 comentarios:
JAJAJAJAJAJAJA
QUE PEDO DE HEMBRA!! Pues no va y se lo toma a pecho... Te seguiremos queriendo aunque no sepas hacer los pitos, senpai (ai loviu ^3^
la mo
He tenido que leerme el post entero para enterarme de lo que hablabas xD
¿No es mucho más onomatopéyico "chasquear los dedos"? xD
Los dedos no pitan xD
Un salúo.
Me pasó lo que a Fiondil: cuando leí pitos, pensé en cigarrillos, y no terminaba de entender el principio del post... :P
Pero de todos modos, ¿para qué quieres adiestrar caniches, si son unos bichos inmundos? ¡Mucho mejor un gato! Y no hacen falta pitos, basta con chasquear la lengua... ;) [o, en el caso de Tali, abrir el frigorífico!]
Jajajaja, a mí me pasaba de peque (dedos mudos totalmente), y aún ahora siguen sin sonar demasiado...sólo algunas veces, y después de un rato intentándolo XD siempre podemos tocar las palmas :D:D:D
Ehhhhhhh! A mí también me pasa ... Aunque de vez en cuando alguno suena, pero tan, tan, tan bajito que es como si no sonara ... y además luego me duele todo del esfuerzo ...
Aissss qué le vamos a hacer ... Y tampoco sé silbar ... y eso sí me traumatiza ...
Silmaril
un chasquido en tu honor!!!!
Publicar un comentario