El primer día de mi vida en que vi el mar, era un día brumoso. Tan sólo pude verlo entre los barcos, debido al atropello de mis padres por mostrárnoslo. Entre dos grandes buques pesqueros escuchamos el rumor incesante de aquel coloso, mientras las gaviotas chillaban al volar sobre nuestras cabezas.
Recuerdo que llevaba puestas unas bambas azules, el único calzado que se me ocurrió llevar de vacaciones. Los grasientos muhíles luchaban por respirar, sacando sus viscosas bocas entre el aceite de la superficie del agua. Todo olía a sal, a pescado, a gasolina.
Mis primeras palabras, hacia los ojos brillantes y expectantes de mis padres, fueron 'Papá... como en las películas'.
Más tarde, paseando por la playa y aún con la bruma, no pudimos resistirnos a meter los pies en el agua gélida de aquel mar. La vista de las olas, lamiendo la orilla castigada y fría, me mareó.
Mis experiencias con el mar incluyen la lucha con la resaca, el salto de ola gigante, el muerto medio ahogado y el cabello enredado de algas, que costó casi una hora desenmarañar. Ahora nos respetamos: yo lo trato con mimo, con condescendencia aguanto sus caprichos y rabietas, y él me deja jugar un rato.
De los libros aprendí que el mar se tragó a Percy Bysse Shelley. Lord Byron lo apuñaló al día siguiente, liberando la rabia contra el asesino de su amigo. Del mar leí que era lunático, como yo, cambiante y furioso. También aprendí que su belleza no debería ser cantada, sino admirada por quienes lo aprecien.
Una habitante del mar me preguntó qué hacemos los pobladores de las llanuras cuando nos sentimos perdidos, solos, agobiados, melancólicos... dónde vamos a pararnos y escuchar, si no tenemos mar, si no tenemos rumor de olas y tarde de acantilado. Le respondí que en mi tierra hay mares que no son de agua.
Sólo sé que aún no he aprendido del todo lo que es el mar. Nos han presentado, pero sólo me dijo el nombre de pila. Me parece tan inconcebible como el firmamento, y a veces igual de hermoso, o a veces igual de aburrido. Sólo una vez me dejó mirarlo a los ojos, una mañana en que obligué a mi amor a que me llevara a ver un amanecer en el acantilado. Los susurros de las olas lejanas no acallaban los suaves ronquidos de mi amante, pero el brillo inaudito de aquella masa ígnea me dio una idea de lo que deben sentir aquellos que aman el mar de agua. Tan sólo duró un segundo. Pero mereció la pena. Aunque sólo fuera para vivir el siguiente segundo brillante, con el carmesí reflejado en los ojos de la pereza de mi amor. Y es que el mar siempre se me aparece a través de un espejo.
Recuerdo que llevaba puestas unas bambas azules, el único calzado que se me ocurrió llevar de vacaciones. Los grasientos muhíles luchaban por respirar, sacando sus viscosas bocas entre el aceite de la superficie del agua. Todo olía a sal, a pescado, a gasolina.
Mis primeras palabras, hacia los ojos brillantes y expectantes de mis padres, fueron 'Papá... como en las películas'.
Más tarde, paseando por la playa y aún con la bruma, no pudimos resistirnos a meter los pies en el agua gélida de aquel mar. La vista de las olas, lamiendo la orilla castigada y fría, me mareó.
Mis experiencias con el mar incluyen la lucha con la resaca, el salto de ola gigante, el muerto medio ahogado y el cabello enredado de algas, que costó casi una hora desenmarañar. Ahora nos respetamos: yo lo trato con mimo, con condescendencia aguanto sus caprichos y rabietas, y él me deja jugar un rato.
De los libros aprendí que el mar se tragó a Percy Bysse Shelley. Lord Byron lo apuñaló al día siguiente, liberando la rabia contra el asesino de su amigo. Del mar leí que era lunático, como yo, cambiante y furioso. También aprendí que su belleza no debería ser cantada, sino admirada por quienes lo aprecien.
Una habitante del mar me preguntó qué hacemos los pobladores de las llanuras cuando nos sentimos perdidos, solos, agobiados, melancólicos... dónde vamos a pararnos y escuchar, si no tenemos mar, si no tenemos rumor de olas y tarde de acantilado. Le respondí que en mi tierra hay mares que no son de agua.
Sólo sé que aún no he aprendido del todo lo que es el mar. Nos han presentado, pero sólo me dijo el nombre de pila. Me parece tan inconcebible como el firmamento, y a veces igual de hermoso, o a veces igual de aburrido. Sólo una vez me dejó mirarlo a los ojos, una mañana en que obligué a mi amor a que me llevara a ver un amanecer en el acantilado. Los susurros de las olas lejanas no acallaban los suaves ronquidos de mi amante, pero el brillo inaudito de aquella masa ígnea me dio una idea de lo que deben sentir aquellos que aman el mar de agua. Tan sólo duró un segundo. Pero mereció la pena. Aunque sólo fuera para vivir el siguiente segundo brillante, con el carmesí reflejado en los ojos de la pereza de mi amor. Y es que el mar siempre se me aparece a través de un espejo.
(¡Ah! este vídeo está dedicado a Deraka. You know what I mean, baby)
4 comentarios:
Que bonito. Si es que tienes un talentazo.
Para los que nacimos cerca del mar nos pasa como a Legolas, se nos mete por los ojos y nos deja mudos. Su voz entra en nuestros oidos y nunca más podemos olvidar ese murmullo. Con los años empieza también a correr por tus venas y te maldice porque no puedes alejarte y vuelve a llamarte con un vacío en el pecho hasta que regresas para verlo y para respirarlo.
A nosotros nos ha pasado. Ahora solo vivimos a sesenta kilómetros de la costa y ya hemos tenído que volver a rendir pleitesía.
Aparcamos el coche en una cala y respiramos tan hondo como pudimos.
Todos volvemos a él porque nadie que nazca en una ciudad donde después de llover huela a salitre puede volverse de secano.
Yo no nací cerca del mar. No vivo cerca del mar. Nací y vivo en Madrid. Pero el mar me atrapó desde la primera vez que lo ví, que lo olí, que lo sentí. Desde ese momento lo supe. Supe que me había atrapado el alma, para siempre, y que siempre necesitaría volver a él, como una liberación, como una recarga de energía, como un consuelo. Sólo puedo disfrutarlo unos pocos días al año, en las vacaciones, pero esos días junto a él son intensos, aprovechando cada minuto como si fuese mi gran amor y cada día el último que pudiera disfrutar de él. Es mi remanso de paz y mi fuente de energía. Y sé que, antes o después, acabaré instalándome en algún lugar con mar. Y el año pasado, encontré ese lugar. Y ojalá algún día pudiera vivir allí ... porque me pareció el paraíso.
Silmaril
Antes de que se me vuelva a ir la olla y termine el post sin firmar... ya sabes quien soy. Tu D-chan! esa a la que le dedicas OMG semejante video y que te quiere de una forma que parece absurda. Esa soy yo.
Es increible, en serio es increible. Yo es que ya no sé ni qué decir, sinceramente. Me robas las palabras y el aliento a cada nuevo post que escribes, porq es soberbio y precioso y perfecto y TAN cargado de sentimiento...
Me encantan tus experiencias con el mar, yo también he tenido muchas que me han hecho tratarlo con muchísimo respeto, porque de elegir una palabra para el mar ésta sería "caprichoso", nunca sabes si en medio de la calma te soltará una ola de dos metros, cambia constantemente y sin avisar, te lleva hacia adentro sin darte tu cuenta. Yo he tenido varios sustos, pero aún así no puedo dejar de amarlo. Es maravilloso. Pasear por la orilla con el aire salado dandote en la cara, o caminar con las olas en los tobillos, por la arena húmeda... u oír como chocan las olas contra las rocas... son cosas, sensaciones, emociones, sentimientos que no se pueden explicar a no ser que una tenga la facilidad de palabra y narrativa que tu tienes (y yo no, lamentablemente, por eso te admiro tantisimo). En serio chica, eres grande, a cada nueva entrada me sorprendes y me dejas con los ojos como platos. Nunca nunca NUNCA dejes de escribir, ni sobre el mar, ni sobre merodeadores magos, ni sobre ninjas de esplada fibrosa y eterna fuerza de voluntad, ni sobre cualquier cosa que merezca la pena saber, y sobre lo que no merezca la pena también! porque seguro que tú lo dotas de un encanto que nadie más puede, y lo harás encantador. En serio, love you so much girl!
Y mil mil mil mil MIl gracias por la dedicatoria y el video y por nombrarme en semejante post. KYAHHH!! ahora más que nunca, quiero que vengas a Coruña, a verme a mi y a ver el mar!
Besazos!!
Deraka.
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