Posted by Findûriel 17.1.09 5 comments
Una cosa que no me gusta nada, nada, nada es que me dejen con la palabra en la boca.

Esas discusiones donde tu contertulio tiene una postura completamente opuesta a la tuya, y cuando se la estás rebatiendo durante un rato coge y se va... esas conversaciones que siempre rodean sin tocar un tema pero que de repente derivan en un punto delicado, y que se cortan sin que puedas exponer tus teorías... esos sermones de tu madre/padre/profesor donde escuchas toda su argumentación y cuando te toca el turno de hablar no te dejan por mucho que te empeñes... esos momentos en que al fin te has decidido a decir algo que te sale del corazón, comienzas a contarlo con esfuerzo y te cuelgan el aparato o desconectan el ordenador...

Desde pequeña me ha puesto de los nervios, tanto como para reaccionar de una forma verbalmente violenta. Con el tiempo fui aprendiendo que aquella no era la manera en que el receptor castrado debe recibir el mensaje. Eh, ahora me toca hablar a mí. Eh, que me dejes terminar. Oye, que esto es importante ¿vale?


Porque siempre es importante. Da la maldita casualidad de que ES importante. Y te quedas como si te hubiesen echado un vaso lleno de cubitos de hielo por la espalda mientras estás dormido.

El método que utilizo entonces, en estos casos en que te quedas con las ganas de comerte hasta las muñecas, es el de la Información Fragmentaria. Sí, Dane Cook diría que es un método de brain ninja, lo sé. Cállate, Dane xD
Elaboro un mensaje con toda la furia que me corroe en el momento, con la frustración, con la tristeza, y lo comprimo hasta que no sea más que una jodida cápsula de veneno, un supositorio del mal, unas gotitas de ponzoñoso poison en forma, claro está, de una rosita azul. Un título sugerente, interesante, algo que despiste. Un lacito y off we go...

Kaboom. Es peor que el ántrax.

Y en el mensaje siguiente lo que hago es colocar el antídoto. Suavemente. De modo que descubro el truco ¿A que te has asustado con la anterior? Hay una pequeña parte de verdad en ella, baby, pero la mayoría estaba diseñado para que la boca del estómago se te contrajera como un calcetín mojado.

Diréis: 'qué mala idea tienes, Findûriel...' No, no es mala idea. Sólo succiono el veneno de la herida y se lo escupo a la serpiente de las malas intenciones. Nada más. Reivindico mi derecho a poder hablar con un método impactante. Lanzo el látigo y traigo de vuelta a quien no me quiso escuchar.

Nada más. Juro que soy inocente.
Findûriel, usando métodos olvidados.

5 comentarios:

Selerkála dijo...

Olé mi niña!
Que sí, que tienes razón, joder!

Que hay veces que con lo que nos cuesta reunir los santos....valores como para responder, ¡ no nos dan la oportunidad!

¡Reivindiquemos nuestro derecho a replicar!

XD

Gracias por la BiBulación de esta noche. Me has ayudado muchísimo. Ya te contaré en qué acaba tanto plan ^^

TE .!!!!!

Alt dijo...

Yo he optado por decir "Sí, sí..." Y pensar "No me dominaréis, no lo comparto..." xDDDD

¿Sabes lo que he pensado yo? Que no merece la pena estar matándose a discutir. Quien quiera tener un punto de vista cojo, carente de información por no escuchar, lo merece. Realmente está perdiendo mucho por no conocer lo que la otra mitad dice, y a veces esas situaciones se vuelven en contra de quien no te dejó hablar.

Anda que no he dicho veces y veces "Es lo que te intentaba decir", haciéndome blanco de las más concentradas miradas de odio. Pero mira, que sepan que es por no escuchar.

Elphaba dijo...

Entiendo perfectamente esa sensación. Está claro que el que no quiere escuchar tiene miedo de lo que le puedan decir, y las palabras no dichas queman como el ácido. Pero también es verdad en que con el tiempo se aprende a inmunizarse contra ese veneno y a veces, solo a veces, conviene más la técnica de Altáriel de "ahora te jodes y te estrellas tú solo por no escucharme".

Anónimo dijo...

Soy de la opinion de Altariel, dos no discuten si uno no quiere... Si no quieren recibir el consejo que se estrellen, si no quieren escuchar nuestro punto de vista y dejan claro que no les interesa sin ni siquiera saber cual es, explicarlo sería una pérdida de tiempo.
Eso es lo que he aprendido después de mucho hablar sola y darle después puñetazos a mi cojín.
He aprendido a no pensar en según que situaciones o a cantar cmo dice mi nuevo compañero de curro, Fran.
Os aseguro que mi colón irritable me lo agradece mucho, mucho.

Anónimo dijo...

Yo tengo un lema para casos como este o similares: "IF YOU CAN'T CONVINCE THEM, CONFUSE THEM!"
Es mucho más divertido reirse, y te cura de malos rollos...(Ademàs, este lema me ha llevado a situaciones bastante hilarantes...)

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