Hace tiempo que vengo observando a cierto tipo de personas, gente que tiene algo que los hace similares. Se niegan a colocar tildes en cada texto que escriben.
Digo yo, no es complicado pulsar la tecla que hay al lado de la eñe de vez en cuando para colocar la comita sobre la letra. Se tarda una irrisoria cantidad de tiempo en hacer, un pequeño instante, menos de medio segundo en pulsar esa tecla... pero parece tan complicado que, venga, vamos a obviarlo y a pasarnos las reglas de la escritura por el arco del triunfo.
He escuchado excusas que sobrepasan lo peregrino, que te hacen preguntarte si esas personas creen que somos tontos. Que si pierdo tiempo de escritura, que si no es tan importante, que si de todos modos se entiende...
Por favor...
Incluso me he topado con cierto tipo de personajillo que tuvo la jeta de entrar en un grupo dedicado al estudio de la lengua y la literatura, y que se pasaba el tiempo escribiendo respuestas con letras capitales. Le preguntamos por su motivo, indicando que acorde a la netiqueta, eso era como estar gritando. Nos dijo que de ese modo no estaba obligado a detenerse a escribir las tildes.
Este personaje, que anunciaba no ser un experto en el tema, ni siquiera un iniciado, se tomaba la libertad de opinar con nosotros sobre temas que se le escapaban de las manos y sobre los que no controlaba el lenguaje especializado, haciendo mofa e incluso insultando a quienes no pensaban como su merced, y le demostraban que sus argumentos eran vanos, insulsos, faltos de base y tendenciosos. Como, por ejemplo, el tema de las tildes. Lo que este personaje desconoce es que, incluso en las letras capitales, hay que colocar tildes.
Ayer estuve pensando en la gente que se niega a mirar lejos, al fondo de los asuntos. La historia de las tildes, por ejemplo. El modo en que nos ayudan a distinguir palabras que se escriben igual, y que nos dan pistas para comprender que esas palabras vienen de diferentes formas primitivas. Perdiendo nuestra escritura, perdemos nuestra historia. La lengua sirve para expresar, nombrar, limitar y tipificar nuestra forma de ver el mundo. No creo que se puedan contar la de guerras, conflictos, discusiones, reconciliaciones, parlamentos y paces que ha provocado, a veces, una sola palabra. Y los siguen provocando: matrimonio, libertad, creencia, respeto, cultura, identidad...
No conozco el motivo por el que hemos decidido dejar de cuidar nuestro lenguaje, librarnos de un plumazo de la necesidad de pensar al escribir y convertir el acto de la literatura en simple inercia. Nos molestan, las tildes. Nos hacen perder tiempo, no tienen uso real, da igual si se te olvidan. Son estorbos que seguro, te apuesto lo que quieras, han impuesto los profesores para jodernos la vida. Si me vas a entender de todos modos. Da lo mismo si las pongo o no, pero ojo, no te relajes, que mi mensaje es profundo, guay, e incluso a veces me las doy de escritor. Aunque se me olviden las tildes. Luego voy a ver si me libro de las haches, de la diferencia entre 'g' y 'j', de las ces y las cus, de los signos de puntuar y hasta de escribir las capitales. Total, para interrogar y exclamar ya uso un signo al final y me olvido del primero...
A lo mejor este descuido voluntario, esta escapada a las reglas que no es nada rebelde sino que expresa vagancia, se debe a que tampoco nos importa tanto lo que escribimos. No le dedicamos unos minutos. Escribimos y punto. Y si a los otros no les gusta, es porque se creen muy listos, o no lo son lo suficiente. Al fin y al cabo, nos tienen envidia, eso lo saben hasta en China. Y si en fanfiction, en el wow, en clase del insti (por los dioses, hasta en la universidad) nos intentan sacar los colores por el hecho de que escribimos con tanta falta de tildes que muchas veces nuestro texto es incomprensible, es porque nos tienen entre ceja y ceja y no nos quieren dejar en paz.
Lo que quisiera saber es si acaso no hemos pensado que la lengua, poderoso ave con las alas desplegadas, ha volado a lo largo de la historia sin tener que posarse nunca, y nos ha brindado los cuentos de los que hoy disfrutamos. Nos ha cantado en nuestra primera noche en la cuna, nos ha guiñado el ojo en la montaña de libros en los que nos sumergimos, compungidos, emocionados, latentes. Nos saluda por la mañana en el tubo de pasta de dientes, y nos despide por la noche en las teclas del despertador. Con ella expresamos enfado, amor, desespero, gracia, optimismo, pesadumbre, ira, tranquilidad. Hemos recibido cartas. Hemos apretado el carboncillo en el parvulario hasta formar una oronda y aceptable vocal para ver la sonrisa de la seño. Hemos escrito dedicatorias en las carpetas de nuestros amigos, mensajes en los celulares, e-mails, estados de facebook, pillidos en twitter. Trabajamos con ella, ella nos arrulla en las canciones de la radio incluso cuando estamos en silencio.
Por favor. Evitad maltratarla, disolverla, privarla de sus cejas y sus acentos, de sus coletillas traviesas sobre las vocales. Dadle jolgorio, hacedle caso y, sobre todo, respetadla.
Es el instrumento que nos acompaña de la cuna a la tumba, toda nuestra vida. Incluso cuando estamos solos. Tomad un milisegundo para escribir una tilde.
Findûriel
PD: creo que no he podido engañaros. Este texto no tiene una sola falta. Y no, tampoco tiene una sola tilde.
Digo yo, no es complicado pulsar la tecla que hay al lado de la eñe de vez en cuando para colocar la comita sobre la letra. Se tarda una irrisoria cantidad de tiempo en hacer, un pequeño instante, menos de medio segundo en pulsar esa tecla... pero parece tan complicado que, venga, vamos a obviarlo y a pasarnos las reglas de la escritura por el arco del triunfo.
He escuchado excusas que sobrepasan lo peregrino, que te hacen preguntarte si esas personas creen que somos tontos. Que si pierdo tiempo de escritura, que si no es tan importante, que si de todos modos se entiende...
Por favor...
Incluso me he topado con cierto tipo de personajillo que tuvo la jeta de entrar en un grupo dedicado al estudio de la lengua y la literatura, y que se pasaba el tiempo escribiendo respuestas con letras capitales. Le preguntamos por su motivo, indicando que acorde a la netiqueta, eso era como estar gritando. Nos dijo que de ese modo no estaba obligado a detenerse a escribir las tildes.
Este personaje, que anunciaba no ser un experto en el tema, ni siquiera un iniciado, se tomaba la libertad de opinar con nosotros sobre temas que se le escapaban de las manos y sobre los que no controlaba el lenguaje especializado, haciendo mofa e incluso insultando a quienes no pensaban como su merced, y le demostraban que sus argumentos eran vanos, insulsos, faltos de base y tendenciosos. Como, por ejemplo, el tema de las tildes. Lo que este personaje desconoce es que, incluso en las letras capitales, hay que colocar tildes.
Ayer estuve pensando en la gente que se niega a mirar lejos, al fondo de los asuntos. La historia de las tildes, por ejemplo. El modo en que nos ayudan a distinguir palabras que se escriben igual, y que nos dan pistas para comprender que esas palabras vienen de diferentes formas primitivas. Perdiendo nuestra escritura, perdemos nuestra historia. La lengua sirve para expresar, nombrar, limitar y tipificar nuestra forma de ver el mundo. No creo que se puedan contar la de guerras, conflictos, discusiones, reconciliaciones, parlamentos y paces que ha provocado, a veces, una sola palabra. Y los siguen provocando: matrimonio, libertad, creencia, respeto, cultura, identidad...
No conozco el motivo por el que hemos decidido dejar de cuidar nuestro lenguaje, librarnos de un plumazo de la necesidad de pensar al escribir y convertir el acto de la literatura en simple inercia. Nos molestan, las tildes. Nos hacen perder tiempo, no tienen uso real, da igual si se te olvidan. Son estorbos que seguro, te apuesto lo que quieras, han impuesto los profesores para jodernos la vida. Si me vas a entender de todos modos. Da lo mismo si las pongo o no, pero ojo, no te relajes, que mi mensaje es profundo, guay, e incluso a veces me las doy de escritor. Aunque se me olviden las tildes. Luego voy a ver si me libro de las haches, de la diferencia entre 'g' y 'j', de las ces y las cus, de los signos de puntuar y hasta de escribir las capitales. Total, para interrogar y exclamar ya uso un signo al final y me olvido del primero...
A lo mejor este descuido voluntario, esta escapada a las reglas que no es nada rebelde sino que expresa vagancia, se debe a que tampoco nos importa tanto lo que escribimos. No le dedicamos unos minutos. Escribimos y punto. Y si a los otros no les gusta, es porque se creen muy listos, o no lo son lo suficiente. Al fin y al cabo, nos tienen envidia, eso lo saben hasta en China. Y si en fanfiction, en el wow, en clase del insti (por los dioses, hasta en la universidad) nos intentan sacar los colores por el hecho de que escribimos con tanta falta de tildes que muchas veces nuestro texto es incomprensible, es porque nos tienen entre ceja y ceja y no nos quieren dejar en paz.
Lo que quisiera saber es si acaso no hemos pensado que la lengua, poderoso ave con las alas desplegadas, ha volado a lo largo de la historia sin tener que posarse nunca, y nos ha brindado los cuentos de los que hoy disfrutamos. Nos ha cantado en nuestra primera noche en la cuna, nos ha guiñado el ojo en la montaña de libros en los que nos sumergimos, compungidos, emocionados, latentes. Nos saluda por la mañana en el tubo de pasta de dientes, y nos despide por la noche en las teclas del despertador. Con ella expresamos enfado, amor, desespero, gracia, optimismo, pesadumbre, ira, tranquilidad. Hemos recibido cartas. Hemos apretado el carboncillo en el parvulario hasta formar una oronda y aceptable vocal para ver la sonrisa de la seño. Hemos escrito dedicatorias en las carpetas de nuestros amigos, mensajes en los celulares, e-mails, estados de facebook, pillidos en twitter. Trabajamos con ella, ella nos arrulla en las canciones de la radio incluso cuando estamos en silencio.
Por favor. Evitad maltratarla, disolverla, privarla de sus cejas y sus acentos, de sus coletillas traviesas sobre las vocales. Dadle jolgorio, hacedle caso y, sobre todo, respetadla.
Es el instrumento que nos acompaña de la cuna a la tumba, toda nuestra vida. Incluso cuando estamos solos. Tomad un milisegundo para escribir una tilde.
Findûriel
PD: creo que no he podido engañaros. Este texto no tiene una sola falta. Y no, tampoco tiene una sola tilde.
6 comentarios:
En el Guild Wars también he visto corregir (y corregido) a más de uno, pero por burradas bastante más cabestras que las tildes.
Total, para interrogar y exclamar ya uso un signo al final y me olvido del primero...
Eso cuando no ponen más de una al final y no la que toca xD
Lo que es a mí, nunca me ha causado ningún tipo de problema poner tildes. Es más, lo hago sin pensar, de forma automática. Para no poner tildes tendría que pararme a reprimir el impulso de colocarlas. Será que estoy acostumbrada desde pequeñita a leer y a escribir mucho y he interiorizado las normas de ortografía. Lástima que ciertos capullos que no leen otra cosa que el Marca y que no escriben nada aparte de SMS y twiteos, no puedan decir lo mismo.
Siempre se ha escrito mal, es una teoría que tengo. Lo que pasa es que antes no estábamos obligados a ver la escritura ajena. Ahora la vemos por todas partes. Y da vergüenza.
De todas formas, hay que ver también la cantidad de basura que se escribe con sus tildes bien colocadas, ¿eh?, la cantidad de infundios, opiniones ridículas, autofelaciones y demás mierda que escribe la gente, dando su opinión como si sentasen sus lindos culos en sillas de marfil. Deberían prohibir que la gente escribiera. Porque, a fin de cuentas, juntar letras y palabras (a veces hasta de forma gramaticalmente correcta) tampoco es escribir.
Y no lo digo por ti, Findusheka.
Realmente yo soy un desastre, se me escapan las tildes que da gusto. Con el corrector ortográfico me las apaño bastante bien, pero soy de las que se las come. Y no tengo disculpa alguna.
Yo coincido con Nicasia, soy doña faltas, y tampoco tengo excusa. Pero, si puedo decir que de mi escuela (EGB) el 90% de alumnado salía con su graduado escolar, y una comprensión gramatical y matemática atroz.¿dice algo eso?. No quiero ni hablar de la lectura, yo era una de las mejores y tengo una dislexia leve, echarle imaginación.
Mónica lo del maromo que se mete en fregaos que le quedan grande es para partirse el pecho. Una cosa es opinar con tus amigos y otra meterte en algún sitio donde gente especializada habla de temas concretos que no sabes ni la mitad. ¡Probrecillo que tiene delirios de grandeza!.
Buen articulo, me he auflagelado un poco pensando, ¡¡¡aishhh Raqui ponle remedio a tus faltas ya!!!^^
No, no tienes ni una sola falta; y que sepas que tu texto, antes o después, acaba en alguna de mis clases ^_^
Francamente, es una vergüenza el maltrato ortográfico que lleva padeciendo nuestro idioma desde hace años. Sin embargo, luego, en la enseñanza, no se hace nada por evitarlo. ¿Sabía usted que no puedo sancionar a mis alumnos por sus faltas de ortografía en sus exámenes? Teniendo en cuenta que soy profesor de Lengua, se me cae la cara de vergüenza.
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