No era justo.
Se estiró la camisa, hasta que no quedó bien lisa y lucía perfecta. Los botones, como soldados bien adiestrados, trazaban una línea prieta en el centro de su pecho. Comprobó los puños, todo estaba en orden. Ajustó el pantalón, subiendo la parte trasera con un suspiro.
Ahí guardó el arma.
Camino al concierto, miles de pensamientos le atribulaban, como moscas alrededor de la herida abierta...
Fantastic Architecture
Hace 2 días