Las Horas Mágicas... qué gran acierto.
Las Horas Mágicas son dos horas extra que obtienes si te alojas en los Hoteles Disney. Significa que puedes disfrutar de dos horas extra de apertura del parque Disneyland por la mañana (en vez de entrar a las diez, entras a las ocho) y puedes ver parte del parque y muchas atracciones con una cantidad de público bastante reducida.
El primer día en que nos beneficiamos de las Horas Mágicas nos levantamos bien prontito. En el lounge nos esperaba Goofy, y nos dio tiempo a hacer un poco el tonto en las fotos, ya que los papás con niños muy pequeños suelen levantarse más tarde. Después rodeamos el lago, pasando por delante del Hotel Nueva York, que sigue con la pista de hielo activa y decorado de navidad, y cerca del globo sobre el agua.
Al entrar fue una verdadera gozada, ya que pude hacer fotos sin problemas a un montón de sitios que después se llenan de gente. Por ejemplo, Guillem pudo hacerse una foto con Excalibur, y yo con la carroza del Auberge de Cendrillon.
Lo primero que hicimos fue evitar Main Street, que ya habíamos visto por encima, y nos desviamos por uno de los pasajes cubiertos laterales: Discovery Arcade, donde se exponen reproducciones de carteles y fotos de finales del siglo XIX, y prototipos auténticos de inventos de esa convulsa y fructífera época. Inventos tales como el lanzador de sacas de correos, la máquina de coser, el caballo balancín o el vaciador de vasijas.
Atravesamos Main Street, Central Plaza y el castillo para llegar a nuestro primer objetivo: Fantasyland.
Más adelante os contaré cómo fue la esperada visita al castillo, pero primero os hablaré de Fantasyland, todo un deleite para los aficionados al mundo de faërie y a los cuentos populares europeos.
En Fantasyland visitamos varias atracciones, las dos primeras eran atracciones que leí que se atestaban más tarde. La primera fue Peter Pan's Flight, y nos gustó tanto que acabaríamos montando una vez más antes de marcharnos, usando un FastPass.
La atracción es preciosa. Los carros en los que vas montado son barcos de cuatro plazas en dos filas y, literalmente, vuelas en ellos. Primero entras volando en la habitación de Wendy, Michael y John que ya está vacía, con la pobre Nana tirando de una mantita con los dientes. A través de la ventana abierta, salimos al cielo de Londres, cuajado de estrellas y bajo el que podemos contemplar el Puente, el Big Ben, e incluso las luces de carros que pasan allá, a lo lejos. Una delicia.
Después surcamos el cielo nocturno y, en la segunda estrella, giramos a la derecha... y ahí aparece Nunca Jamás, con su poblado indio, su árbol de los Niños Perdidos y su barco del Capitán Garfio. Girando y navegando a merced del viento, volaremos cerca del barco pirata donde Garfio y Peter luchan y los niños se hallan secuestrados. También sobre el poblado indio y junto a las sirenas... para volver de nuevo al mundo al final del viaje.
Una atracción suave y hermosa, que siempre invita a repetir.
La segunda atracción más visitada de Fantasyland, y que vimos a continuación, es un clásico: el vuelo en Dumbo. Pobre elefante orejotas, del que todo el mundo se burlaba... los brazos hidráulicos te permiten una vista preciosa de esa zona del parque, por sobre el carrusel de Lancelot y las Tazas Giratorias del Sombrerero Loco.
Dimos una vueltecita maravillándonos en los escaparates y los nombres de las tiendas (como la confitería de las tres hadas, Sir Mickey's o el Taller de Gepetto) y tratamos de acceder a otro clásico: It's a Small World. Pero estaba cerrado, se ve que no podía visitarse en las Horas Mágicas (también vimos que Adventureland estaba cerrado esas horas) así que decidimos dar una vuelta por el Castillo de la Bella Durmiente.
Al ascender por las escaleras, hay que resistir la tentación de salir al balcón (al que se accede por la izquierda) y dar la vuelta al corredor para disfrutar del relato de este cuento. Creo que es la película de Disney que más veces he visto, cuando era pequeña teníamos un vídeo comunitario en la urbanización y a ciertas horas se reproducían películas para todas las casas.
Bueno, pues quien compró 'La bella durmiente' me hizo tan feliz que, a veces, la veía varios días seguidos.
La guarida del dragón también estaba cerrada... así que volvimos a cruzar Fantasyland para entrar en el peculiar Laberinto de Alicia. Nos lo pasamos genial y logramos que la reina no nos cortase la cabeza, ¡por un pelo!
Entramos seguidamente en It's a Small World, que fue bastante entrañable (también terminamos repitiendo el último día), y creo que más de uno se llevó un susto con el grito que pegué cuando vi la parte de España en la que había (cómo no) unos flamencos... ¡en el Alcázar de Segovia!
Nos dimos cuenta entonces de que había una horda de personas enfilando una dirección en concreto: Adventureland estaba abierta al fin.
La primera atracción que visitamos estaba recomendada por varios foros, leí que solía ser de las que más cola tenían en horas punta. Así que amarramos bien las jarcias y bregamos hacia Piratas del Caribe.
Una atracción bastante divertida, sobre todo la parte de los órganos desafinados y los esqueletos piratas de la cueva del tesoro. Hay un guiño muy gracioso a Garfio y Smee. Tiene dos bajadas inesperadas que son bastante emocionantes, e incluye el asalto a un fuerte español. Mucho inglés haciendo cola, daban ganas de gritarles que si la atracción les gustaba porque eran unos sucios piratas históricos. Fue de las que repetimos el último día.
De Adventureland, teniendo en cuenta que la montaña rusa de Indiana Jones estaba cerrada, lo que nos quedaba era caminando. Nos acercamos a la Isla de la Aventura, trepamos a la cabaña de los Robinsones, atravesamos el puente colgante, buscamos en las cuevas los escondrijos de los piratas, y nos lamentamos amargamente porque el barco pirata tuviera una altura máxima permitida (es para niños pequeñitos... vaya fastidio).
Madre mía qué pechá de cuestas en la oscuridad y de escaleras robinsonas... pero estuvo divertido y vimos paisajes que no se podían descubrir desde otros sitios.
Para pasar a la siguiente zona, primero visitamos la Galería de Aladdín.
Y, a través del pasaje, llegamos a Frontierland, la tierra de los pioneros de EEUU.
La parte que menos nos interesó... de hecho, tuvimos un interesante debate sobre cómo podría reorientarse para ser más adecuado a un Disneyland sito en París. Hablamos de la Inglaterra victoriana, o incluso la Francia de los siglos XVIII o XIX, teniendo en cuenta que hay muchas películas de Disney ambientadas en Francia.
Y es que la fórmula... no funciona. La gente iba a la Big Thunder Mountain, a Phantom Manor, y ya está. Los restaurantes estaban todos cerrados, el resto de establecimientos desangelados... ¡hasta las tiendas estaban vacías! Una pena, una tristeza de zona. También es verdad que la montaña rusa de Indiana Jones estaba cerrada por reformas, pero no le vemos viabilidad a la ambientación. Al fin y al cabo, esto es un parque temático, no un parque de atracciones.
Entramos en Phantom Manor mientras yo le contaba a Guillem la historia de la casa, lo de los fantasmas y la pobre novia, así como que la atracción es un continuo flashback. Me gustó mucho el efecto de descenso del comienzo, y el gusto clásico y retro de los autómatas. Me hubiera gustado repetir, pero la cola siempre es muy larga...
Gracias a la guía de los foros, tomé la 'otra' salida para ver las lápidas del cementerio y sacarles fotos.
Era el momento para descansar los pies, así que decidimos tomar el Ferrocarril de Disneyland para volver a Main Street o bajarnos en Discoveryland para darle caña al Buzz de nuevo. Pero... la estación de tren estaba cerrada en esa zona.
Lo dicho, Frontierland es un completo fracaso.
Nos sentamos en un banquito, me comí un gofre, y volvimos con ilusión a Main Street, ya que teníamos reserva para comer en Walt's. Un restaurante de mucha calidad y una decoración maravillosa, con una carta muy refinada y con muy buenas críticas en los foros.
El restaurante fue, sencillamente, perfecto. Decidimos no pedir el menú del cupón, aunque sabíamos que salíamos perdiendo, pero cuando uno no tiene mucho hambre, es mejor eso que provocar que se tire comida... Guillem comió solomillo con ensalada de rúcula y patatas confitadas, aromatizado con mantequilla especiada. Yo comí un filet mignon (de ternera, de 'los de verdad') con verduras de invierno y patatas asadas. Todo estaba de vicio, ignoro cómo diantres saltearon las verduras pero eran sabrosísimas, la carne estaba REALMENTE al punto (muy difícil en los restaurantes, la verdad) y las patatas eran mezcla de asadas y confitadas. Rematando todo con un café aromático y un camarero la mar de salao y expresivo, amén de las magníficas vistas sobre Main Street, hicieron de la experiencia algo difícil de olvidar.
Como seguía con dolor de pies y gemelos, nos encaminamos al tren con intención de dar la vuelta al parque. Esta fue la cola más larga de todo el viaje, estuvimos cerca de tres cuartos de hora de pie, pero mereció mucho la pena. Además pude hacer algunas fotos bonitas.
Desde el tren tuvimos la oportunidad de disfrutar de una nueva perspectiva del parque, e incluso de descubrir secretos que sólo se pueden ver desde el expreso. Fue gracioso darse cuenta de que pasa por dentro de algunas de las atracciones...
La estación de Discoveryland estaba abierta así que, en lugar de volver al punto de partida, nos bajamos allí. Pretendíamos ir a la atracción de Buzz de nuevo, amén de darle una vuelta al Nautilus, que aún no habíamos visitado, pero ¡oh sorpresa!...
... ¡Captain EO funcionaba!
Había leído en internet que estaba cerrada, que casi no tenía público, que estaba trasnochada, que deberían retirarla, que no merecía la pena, que se iba a cerrar permanentemente... pero ahí estaba el letrero luminoso, casi rogando porque entrase público con su mensaje de que aún quedaba tiempo para ver la proyección, y con tres carritos en la puerta y una cola completamente vacía.
Así que, bueno, por la nostalgia, por el fanegas de Coppola que lo dirigió, por el fanegas de Lucas que lo produjo, por el Jackson aún no envitiligado y por el pringue casposillo de ver ese 3D salchichero, entramos sintiendo un poco de lastimilla por el producto.
Al entrar nos encontramos una habitación enmoquetada y había mucha gente sentada en el suelo. Varias filas de monitores plagaban el techo, y en ellos se estaban proyectando imágenes del making of sin sonido. Pensé que la proyección sería allí mismo, y le propuse a mi chico que nos sentásemos allí mismo. Pero en ese momento un speaker (muy poco motivado) nos anunció que la proyección iba a comenzar en la sala contigua, informándonos de que si deseábamos abandonar la sala antes del final de la proyección debíamos hacerlo por las puertas que veríamos a la izquierda.
Nos entregaron unas gafas amarillas al entrar, y nos sentamos en una sala grande de cine. El speaker nos invitó a que nos las pusiéramos, y nos recordó que podíamos salir en cualquier momento de la proyección por las puertas de la izquierda.
Vamos, que se preveía un truñete de dimensiones épicas, porque con esos antecedentes y esa reiteración de las puertas de salida...
Lo que prosiguió, visto con perspectiva, merece ser proyectado en los festivales de serie Z. El 3D era horroroso, no conseguí enfocar hasta bastante avanzado el corto. Los compañeros marioneta de Jackson eran entre esperpéntico e insultante, aunque la música y el baile fueron muy chulos (a pesar de esos trajes flúor y peinados que provocaban acidez de estómago). El momento 'Reina de los Borg que al final es Angelica Houston y ni siquiera habla' es impagable. Como amante de la serie Z, lo amé hasta la última náusea. Volvería a verlo cada vez que visitara el parque, pero con una bolsa grande de ganchitos y más Zeteros al lado para comentar las jugadas.
Contentos de haber podido poner una X en esa atracción (teniendo en cuenta que algunas nos las perderíamos por mantenimiento) fuimos a visitar las salas del Capitán Nemo.
Lo único malo de la atracción era la gente que entraba-por-entrar y que no te dejaba disfrutar de la instalación con sus empujones, comentarios idiotas o sus fotos con flash. Si hubiera hecho que cada maleducado del flash se comiera su cámara, el hospital más próximo estaría repleto de cirugías estomacales, ¡qué gente!
Aparte de esto, la instalación era muy completa e increíblemente detallada, incluso los libros que había en la pequeña biblioteca eran de la época. Muy chula.
Pasamos de nuevo junto a los puestos de Star Tours y le hice unas fotos a Guillem junto al X-Wing. Vimos una camiseta muy chula (y exclusiva del parque) de la Jedi Academy y la compró... y resultó que la dependiente era segoviana. Toma ya.
Era el momento adecuado para visitar al dragón.
Si os he hablado antes de los flashes... ¡esto era el Apocalipsis! Usar el flash en una instalación como una CUEVA es, además de fastidiar las fotos de los demás, matar completamente el ambiente. Parece que aquello era una discoteca, por culpa de los malditos flashes, pero os aseguro que estaba todo casi a oscuras y los colores eran mucho menos vivos. Eso, unido a los papás que le silbaban al dragón o le gritaban '¡Despierta!' os puede dar una idea del panorama de la atracción a esa hora. Nos lo apuntamos para volver al día siguiente bien prontito y poder apreciarlo en su justo valor.
Una de las atracciones que aún no habíamos visitado era la de Blancanieves, así que nos dimos una vueltecita y, después de una breve cola, disfrutamos del viaje en carretón en el que recordamos la historia de esta princesa. Mención especial merecen todas las apariciones de la Madrastra quien, si no fuera por Maléfica, sería mi bruja favorita de Disney.
Pies más destrozados aún, y quedaba un rato para el Dreams... decidimos parar, sentarnos en una terracita y tomarnos un snack con unas bebidas. Elegimos el Casey's Corner por la proximidad, y nos dedicamos un ratito a hablar del día.
Después llegó el turno del Dreams. Conocimos a una pareja española pero nos fuimos a buscar sitio por otro lado. Al final, y gracias a la amabilísima mamá de Sofía (que luchaba por mantenerse despierta) pude ver el espectáculo sentada en el respaldo de un banco. Como la noche anterior, espectacular.
Si queréis ver un vídeo del espectáculo, dedicadle unos minutos a esta grabación de youtube, porque los merece. En directo, como podréis imaginaros, era incomparable.
Después volvimos, despacito, al hotel. Ya sólo nos quedaban unas pocas horas para disfrutar de Disneyland...
Las Horas Mágicas son dos horas extra que obtienes si te alojas en los Hoteles Disney. Significa que puedes disfrutar de dos horas extra de apertura del parque Disneyland por la mañana (en vez de entrar a las diez, entras a las ocho) y puedes ver parte del parque y muchas atracciones con una cantidad de público bastante reducida.
El primer día en que nos beneficiamos de las Horas Mágicas nos levantamos bien prontito. En el lounge nos esperaba Goofy, y nos dio tiempo a hacer un poco el tonto en las fotos, ya que los papás con niños muy pequeños suelen levantarse más tarde. Después rodeamos el lago, pasando por delante del Hotel Nueva York, que sigue con la pista de hielo activa y decorado de navidad, y cerca del globo sobre el agua.
Al entrar fue una verdadera gozada, ya que pude hacer fotos sin problemas a un montón de sitios que después se llenan de gente. Por ejemplo, Guillem pudo hacerse una foto con Excalibur, y yo con la carroza del Auberge de Cendrillon.
Lo primero que hicimos fue evitar Main Street, que ya habíamos visto por encima, y nos desviamos por uno de los pasajes cubiertos laterales: Discovery Arcade, donde se exponen reproducciones de carteles y fotos de finales del siglo XIX, y prototipos auténticos de inventos de esa convulsa y fructífera época. Inventos tales como el lanzador de sacas de correos, la máquina de coser, el caballo balancín o el vaciador de vasijas.
¿Podéis ver al Hombre de Vitruvio en las ménsulas? |
Como veis, hacía un día espléndido |
Chulo no, chulísimo |
En Fantasyland visitamos varias atracciones, las dos primeras eran atracciones que leí que se atestaban más tarde. La primera fue Peter Pan's Flight, y nos gustó tanto que acabaríamos montando una vez más antes de marcharnos, usando un FastPass.
La atracción es preciosa. Los carros en los que vas montado son barcos de cuatro plazas en dos filas y, literalmente, vuelas en ellos. Primero entras volando en la habitación de Wendy, Michael y John que ya está vacía, con la pobre Nana tirando de una mantita con los dientes. A través de la ventana abierta, salimos al cielo de Londres, cuajado de estrellas y bajo el que podemos contemplar el Puente, el Big Ben, e incluso las luces de carros que pasan allá, a lo lejos. Una delicia.
Después surcamos el cielo nocturno y, en la segunda estrella, giramos a la derecha... y ahí aparece Nunca Jamás, con su poblado indio, su árbol de los Niños Perdidos y su barco del Capitán Garfio. Girando y navegando a merced del viento, volaremos cerca del barco pirata donde Garfio y Peter luchan y los niños se hallan secuestrados. También sobre el poblado indio y junto a las sirenas... para volver de nuevo al mundo al final del viaje.
Una atracción suave y hermosa, que siempre invita a repetir.
¿Veis el cocodrilo? |
Dimos una vueltecita maravillándonos en los escaparates y los nombres de las tiendas (como la confitería de las tres hadas, Sir Mickey's o el Taller de Gepetto) y tratamos de acceder a otro clásico: It's a Small World. Pero estaba cerrado, se ve que no podía visitarse en las Horas Mágicas (también vimos que Adventureland estaba cerrado esas horas) así que decidimos dar una vuelta por el Castillo de la Bella Durmiente.
Al ascender por las escaleras, hay que resistir la tentación de salir al balcón (al que se accede por la izquierda) y dar la vuelta al corredor para disfrutar del relato de este cuento. Creo que es la película de Disney que más veces he visto, cuando era pequeña teníamos un vídeo comunitario en la urbanización y a ciertas horas se reproducían películas para todas las casas.
Bueno, pues quien compró 'La bella durmiente' me hizo tan feliz que, a veces, la veía varios días seguidos.
La rueca giraba sin parar... |
... y el tapiz brillaba cada cierto tiempo |
Las armaduras roncaban y cabeceaban |
Vistas desde el balcón del Castillo de la Bella Durmiente |
Martilleaba al acercarte |
¿Será por aquí? |
Nos habló en castellano, pero... no nos dijo por dónde se salía. |
Giant Chesire Cat! |
¿Por aquí? ¿O por allí? |
¡Que nos corten la cabeza! |
Por fin tomamos el castillo |
La Reina de Corazones tiene unas pedazo de vistas desde el castillo, eso sí |
Nos dimos cuenta entonces de que había una horda de personas enfilando una dirección en concreto: Adventureland estaba abierta al fin.
Ahoy, mateys! |
Una atracción bastante divertida, sobre todo la parte de los órganos desafinados y los esqueletos piratas de la cueva del tesoro. Hay un guiño muy gracioso a Garfio y Smee. Tiene dos bajadas inesperadas que son bastante emocionantes, e incluye el asalto a un fuerte español. Mucho inglés haciendo cola, daban ganas de gritarles que si la atracción les gustaba porque eran unos sucios piratas históricos. Fue de las que repetimos el último día.
De Adventureland, teniendo en cuenta que la montaña rusa de Indiana Jones estaba cerrada, lo que nos quedaba era caminando. Nos acercamos a la Isla de la Aventura, trepamos a la cabaña de los Robinsones, atravesamos el puente colgante, buscamos en las cuevas los escondrijos de los piratas, y nos lamentamos amargamente porque el barco pirata tuviera una altura máxima permitida (es para niños pequeñitos... vaya fastidio).
No se privaban de nada, ¿eh? |
Madre mía qué pechá de cuestas en la oscuridad y de escaleras robinsonas... pero estuvo divertido y vimos paisajes que no se podían descubrir desde otros sitios.
Para pasar a la siguiente zona, primero visitamos la Galería de Aladdín.
Ahí me tenéis, concentrada frotando... el genio me habló, pero de deseos, rien de rien |
Y, a través del pasaje, llegamos a Frontierland, la tierra de los pioneros de EEUU.
La parte que menos nos interesó... de hecho, tuvimos un interesante debate sobre cómo podría reorientarse para ser más adecuado a un Disneyland sito en París. Hablamos de la Inglaterra victoriana, o incluso la Francia de los siglos XVIII o XIX, teniendo en cuenta que hay muchas películas de Disney ambientadas en Francia.
Y es que la fórmula... no funciona. La gente iba a la Big Thunder Mountain, a Phantom Manor, y ya está. Los restaurantes estaban todos cerrados, el resto de establecimientos desangelados... ¡hasta las tiendas estaban vacías! Una pena, una tristeza de zona. También es verdad que la montaña rusa de Indiana Jones estaba cerrada por reformas, pero no le vemos viabilidad a la ambientación. Al fin y al cabo, esto es un parque temático, no un parque de atracciones.
La preciosa Phantom Manor |
Big Thunder Mountain, donde la banda sonora son chillidos |
Entramos en Phantom Manor mientras yo le contaba a Guillem la historia de la casa, lo de los fantasmas y la pobre novia, así como que la atracción es un continuo flashback. Me gustó mucho el efecto de descenso del comienzo, y el gusto clásico y retro de los autómatas. Me hubiera gustado repetir, pero la cola siempre es muy larga...
Gracias a la guía de los foros, tomé la 'otra' salida para ver las lápidas del cementerio y sacarles fotos.
El violinista... que desafinó una nota |
La pareja: 'Hasta que la muerte nos separe'... |
... La suegra 'Sobre mi cadáver' |
Era el momento para descansar los pies, así que decidimos tomar el Ferrocarril de Disneyland para volver a Main Street o bajarnos en Discoveryland para darle caña al Buzz de nuevo. Pero... la estación de tren estaba cerrada en esa zona.
Lo dicho, Frontierland es un completo fracaso.
Nos sentamos en un banquito, me comí un gofre, y volvimos con ilusión a Main Street, ya que teníamos reserva para comer en Walt's. Un restaurante de mucha calidad y una decoración maravillosa, con una carta muy refinada y con muy buenas críticas en los foros.
Vagamos un poco por las tiendas y por Liberty Arcade porque era pronto |
Como seguía con dolor de pies y gemelos, nos encaminamos al tren con intención de dar la vuelta al parque. Esta fue la cola más larga de todo el viaje, estuvimos cerca de tres cuartos de hora de pie, pero mereció mucho la pena. Además pude hacer algunas fotos bonitas.
Desde el tren tuvimos la oportunidad de disfrutar de una nueva perspectiva del parque, e incluso de descubrir secretos que sólo se pueden ver desde el expreso. Fue gracioso darse cuenta de que pasa por dentro de algunas de las atracciones...
Foto de los dos castillos, hecha desde el tren |
Le Pays des Contes de Fées estaba cerrado, pero pudimos ver y fotografiar la reproducción del castillo de Cenicienta desde el tren |
... ¡Captain EO funcionaba!
Había leído en internet que estaba cerrada, que casi no tenía público, que estaba trasnochada, que deberían retirarla, que no merecía la pena, que se iba a cerrar permanentemente... pero ahí estaba el letrero luminoso, casi rogando porque entrase público con su mensaje de que aún quedaba tiempo para ver la proyección, y con tres carritos en la puerta y una cola completamente vacía.
Así que, bueno, por la nostalgia, por el fanegas de Coppola que lo dirigió, por el fanegas de Lucas que lo produjo, por el Jackson aún no envitiligado y por el pringue casposillo de ver ese 3D salchichero, entramos sintiendo un poco de lastimilla por el producto.
Al entrar nos encontramos una habitación enmoquetada y había mucha gente sentada en el suelo. Varias filas de monitores plagaban el techo, y en ellos se estaban proyectando imágenes del making of sin sonido. Pensé que la proyección sería allí mismo, y le propuse a mi chico que nos sentásemos allí mismo. Pero en ese momento un speaker (muy poco motivado) nos anunció que la proyección iba a comenzar en la sala contigua, informándonos de que si deseábamos abandonar la sala antes del final de la proyección debíamos hacerlo por las puertas que veríamos a la izquierda.
Nos entregaron unas gafas amarillas al entrar, y nos sentamos en una sala grande de cine. El speaker nos invitó a que nos las pusiéramos, y nos recordó que podíamos salir en cualquier momento de la proyección por las puertas de la izquierda.
Vamos, que se preveía un truñete de dimensiones épicas, porque con esos antecedentes y esa reiteración de las puertas de salida...
Lo que prosiguió, visto con perspectiva, merece ser proyectado en los festivales de serie Z. El 3D era horroroso, no conseguí enfocar hasta bastante avanzado el corto. Los compañeros marioneta de Jackson eran entre esperpéntico e insultante, aunque la música y el baile fueron muy chulos (a pesar de esos trajes flúor y peinados que provocaban acidez de estómago). El momento 'Reina de los Borg que al final es Angelica Houston y ni siquiera habla' es impagable. Como amante de la serie Z, lo amé hasta la última náusea. Volvería a verlo cada vez que visitara el parque, pero con una bolsa grande de ganchitos y más Zeteros al lado para comentar las jugadas.
Contentos de haber podido poner una X en esa atracción (teniendo en cuenta que algunas nos las perderíamos por mantenimiento) fuimos a visitar las salas del Capitán Nemo.
Lo único malo de la atracción era la gente que entraba-por-entrar y que no te dejaba disfrutar de la instalación con sus empujones, comentarios idiotas o sus fotos con flash. Si hubiera hecho que cada maleducado del flash se comiera su cámara, el hospital más próximo estaría repleto de cirugías estomacales, ¡qué gente!
Aparte de esto, la instalación era muy completa e increíblemente detallada, incluso los libros que había en la pequeña biblioteca eran de la época. Muy chula.
Wall-E, Eva y una servidora |
Era el momento adecuado para visitar al dragón.
Maléfica encadenada |
Si os he hablado antes de los flashes... ¡esto era el Apocalipsis! Usar el flash en una instalación como una CUEVA es, además de fastidiar las fotos de los demás, matar completamente el ambiente. Parece que aquello era una discoteca, por culpa de los malditos flashes, pero os aseguro que estaba todo casi a oscuras y los colores eran mucho menos vivos. Eso, unido a los papás que le silbaban al dragón o le gritaban '¡Despierta!' os puede dar una idea del panorama de la atracción a esa hora. Nos lo apuntamos para volver al día siguiente bien prontito y poder apreciarlo en su justo valor.
Una de las atracciones que aún no habíamos visitado era la de Blancanieves, así que nos dimos una vueltecita y, después de una breve cola, disfrutamos del viaje en carretón en el que recordamos la historia de esta princesa. Mención especial merecen todas las apariciones de la Madrastra quien, si no fuera por Maléfica, sería mi bruja favorita de Disney.
Pies más destrozados aún, y quedaba un rato para el Dreams... decidimos parar, sentarnos en una terracita y tomarnos un snack con unas bebidas. Elegimos el Casey's Corner por la proximidad, y nos dedicamos un ratito a hablar del día.
Después llegó el turno del Dreams. Conocimos a una pareja española pero nos fuimos a buscar sitio por otro lado. Al final, y gracias a la amabilísima mamá de Sofía (que luchaba por mantenerse despierta) pude ver el espectáculo sentada en el respaldo de un banco. Como la noche anterior, espectacular.
Si queréis ver un vídeo del espectáculo, dedicadle unos minutos a esta grabación de youtube, porque los merece. En directo, como podréis imaginaros, era incomparable.
Después volvimos, despacito, al hotel. Ya sólo nos quedaban unas pocas horas para disfrutar de Disneyland...
6 comentarios:
Impresionante. ¿Sabes lo único que me tira para atrás? El mogollón de gente.
Para nada, Elphaba. Si vas en estas fechas, o por marzo, sobre todo entre semana, no hay gentada (sólo en el Dreams, pero porque se junta toda la gente de todo el parque). Nosotros no llegamos a gastar la mitad de los FastPasses porque, básicamente, ¡no había colas!
Mola todo :-)
Bueno es saberlo. Desde luego tenía claro que de ir, sería fuera de fechas clave.
Qué inversión de timepo más buena, se nota que lo planificaste al milímetro, ¡a lo Sheldon Cooper! XD
Tiene una pinta estupendérrima, no me imaginaba que fuese así el parque. Y qué ambientación más bonita por cada rincón..aisss, me encanta.
Y ya era hora de que pusieses fotos de Boro, que estaba empezando a pensar que te habías pirao a Disney tú sola, jajaja
Me alegra que lo hayáis pasado bien. Aunque me das mucha envidia. Pero te quiero igual. :P
¿Qué captainEO quieren cerrarlo?¿que está trasnochada? si fue de lo que más nos gustó jajajaja recuerdo que entramos un montón de veces y a veces salíamos y volvíamos a entrar, en esa y en la del cine hidráulico que era como ir en una nave y mientras hacías la cola estaban R2D2 y C3PO XDDDDD
"It`s a small world everywhere!..."
la zona del oeste también era de lo más desierto cuando fuimos nosotras (y fue al poco de inaugurarlo). Lo vimos porque nos alojábamos en el hotel "mexicano" y creo que nos pillaba cerca. Había una estatua de Calamity Jane.
qué recuerdos!
Olatz
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