¿Cuál es el sutil camino de fuegos fatuos que une a Tolkien con la magnífica película de Disney/Pixar?
No, vamos a conectar mediante un casi invisible rastro de fuegos fatuos la obra de Disney/Pixar con el propio Tolkien, y vamos a hacerlo a través de un mundo compartido: la Filología.
Recuerdo haber ido a ver Brave en el cine dos veces. La primera con mi pareja, la segunda (y muy especial) con mi madre. Sin duda es una experiencia para que las niñas, adolescentes y mujeres vivan con sus madres. Es una magnífica película por muchos aspectos: el personaje principal, una mujer fuerte y decidida que no duda en arriesgarlo todo para conservar su libertad; su madre, una mujer de su tiempo que sólo quiere lo mejor para su hija y su nación bajo sus propios cánones; su encuentro como mujeres, como aspectos del mismo espectro, y su entendimiento ulterior; los fuegos fatuos, la leyenda de Mordu y todas las ideas mágicas que rodean la hermosa tierra de Escocia; la maravillosa música, los paisajes y las costumbres retratadas en sus imágenes; el acento escocés…
Más bien debería decir LOS acentos escoceses, ¿alguna vez habéis visto Brave en versión original? Es todo un festival para los sentidos. Y es que no se han conformado con utilizar un acento más neutro y meter algún ye y algún bonnie lass tal y como se hace en todas las producciones, no: han dejado fluir los acentos escoceses con libertad y profundidad.
Fijaos si son importantes, y si los escoceses se han tomado tan en serio este respeto, que incluso las actrices de los parques que representan a Merida han recibido críticas de hablantes escoceses por no hablar con un acento correcto…
Hoy he vuelto a verla, siempre que la encuentro y si tengo tiempo me gusta dejarla puesta. Y me he dado cuenta de una curiosa relación entre esta película y Tolkien. Vamos a ver si juntos, los lectores y yo, aprendemos algunas cosas explorando esta relación.
Puede que recordéis a cierto personaje a quien no entendemos cuando habla. Si lo escucháis en versión original seguramente os encontréis en la misma tesitura. Hablo del joven MacGuffin, uno de los pretendientes de la princesa Merida, un muchacho rubio, corpulento y tímido.
El joven MacGuffin, quien hundió navíos vikingos y venció a dos mil enemigos con sus manos desnudas. |
Al presentar el guion al actor que lo dobló (Kevin McKidd, que también dobla a Lord MacGuffin) se le ocurrió darle sentido y usar en su lugar frases en el dialecto llamado doric. McKidd, quien normalmente tiene que mantener su acento escocés bajo mínimos debido a que trabaja sobre todo en Estados Unidos, ha escuchado este acento toda su vida principalmente en boca de su padre. El doric, también llamado Mid Northern Scots, se habla en el noreste del país. También hay quien lo llama Aberdeenian porque se habla en Aberdeen (de hecho, fue muy sonado el caso del hotel que decidió que la alocución de su ascensor sería en doric). En este gracioso vídeo podéis escuchar cómo se pronuncian algunas palabras comunes del inglés en doric.
¿Por qué se llama doric, es que tiene algo que ver con las columnas? No, con el orden arquitectónico no, pero sí con los griegos.
Parece ser que los hablantes del griego ático, lo que hoy estudiamos como griego antiguo (es decir, el estándar que hemos adoptado para enseñar en Humanidades), despreciaban en cierto modo el habla de las zonas rurales, ya que ellos vivían en Atenas y grandes centros de población, y eso se suele relacionar entre sus hablantes con mayor nivel cultural. Los hablantes de Lacedemonia, de un entorno más rural, hablaban un dialecto que los áticos llamaron dórico, y que describen como un habla lacónica (curioso… decir que es lacónica una variante hablada en Laconia, ¿eh?), más ruda y además fonéticamente conservadora.
Parece ser que este sentido de ‘habla rústica’ del dórico se traspasó al inglés, y ‘dórico’ pasó a significar ‘rústico, campesino’. Así que los hablantes del SSE (inglés escocés estándar) llamaron al habla de esos ‘rústicos campesinos’ del noreste doric.
Podría esto estar relacionado con el hecho de que el dórico sea el orden arquitectónico más simple, ¿verdad? Habría que explorarlo...
El joven MacGuffin, entonces, no es que tenga líneas de jerigonza sin ningún significado, es que habla un dialecto peculiar y que no mucha gente entiende. A modo de anécdota, os muestro a continuación lo que dice y lo que significa:
- "Gif he war a wee bit closer a coud lob a caber at him, ye ken" («Si estuviese un poco más cerca podría tirarle un tronco de árbol, ¿sabes?»)
- "It's jist nae fair makin us ficht for the hand o the quine that disnae want any bit o it. Ken?" («No es para nada justo que nos hagan competir por la mano de una chica que no quiere participar en ello, ¿sabes?»)
- "Since yer sayin' it an' ah wisn't there t' see it maself, I'll gae ahead and take yer word fer it though." («Ya que lo dices y que yo no estaba allí para verlo, seguiré adelante y confiaré en tu palabra»)
Una Merida muy tolkiniana, por la artista Brianna Garcia. Explorando en busca de fanarts me he enterado de que hay fans que imaginan crossover entre Merida y Legolas, lo llaman Lerida. Muy loco todo. |
MacDonald, considerado pionero en el género literario de la fantasía, fue autor de obras muy reconocidas tales como Phantastes (que marcó muy profundamente al autor de Las crónicas de Narnia, C.S. Lewis, quien llegó a convertirlo en uno de sus personajes), Lilith o, más notablemente, La princesa y el goblin. Fue mentor del escritor Lewis Carrol (este autor incluso les hizo algunas hermosas fotografías a él y a sus dos hijas), se hizo amigo de Mark Twain, y está presente en la vida y obra de muchos escritores posteriores del género fantástico. Incluido un viejo conocido nuestro, J.R.R. Tolkien.
Fragmento de David Elginbrod, escrito en doric |
«le agradaron aún más los libros de Curdie de George MacDonald, situados en un remoto reino donde, bajo las montañas, acechaban deformes y malévolos duendes».
Los estudiosos Verlyn Flieger y Douglas A. Anderson comentan en su edición comentada de Tolkien On Fairy-stories: Expanded edition, with commentary and notes que Tolkien les leyó The Princess and the Goblin a sus hijos.
El 26 de octubre de 1958, Tolkien le escribe una carta a una señora llamada L.M. Cutts en la que menciona a MacDonald. Esta carta fue subastada en Sotheby’s el 10 de julio de 2003, pero gracias a los estudiosos Christina Scull y Wayne Hammond conocemos su contenido íntegro.
Fragmento de la carta reproducido por Sotheby’s en la web de su subasta. Imagen propiedad de la Tolkien Estate, utilizada bajo los términos de fines educativos y sin ánimo de lucro |
Cuando exploramos la relación de Tolkien y MacDonald yendo ya a la edad adulta, encontramos que el autor se desencantó bastante de la obra del escocés en las relecturas posteriores, dado que sus propias visiones y opiniones sobre Faërie diferían de la visión de MacDonald.
Tanto es así, que en 1964 se le pide que escriba un prefacio para una edición estadounidense del relato corto La llave dorada, del que el autor se declaraba buen conocedor. Tolkien aceptó el encargo, pero nunca lo terminó. Escribió a los editores, comentando que «No soy un admirador tan acérrimo como lo era Lewis».
Scull y Hammond aventuran que, al releer a MacDonald para escribir este prefacio, Tolkien podría haberse sentido disgustado por la intromisión ocasional de la voz del narrador en los cuentos, y por su contenido moralizante. Tolkien mismo usaba al narrador con bastante frecuencia en El hobbit en los albores de su narrativa impresa, y más adelante renegaría de esta estrategia. De hecho, en uno de los manuscritos conservados en la Bodleian Library de Oxford, el autor comenta que «una memoria altamente selectiva había retenido sólo unas pocas imágenes de cosas que me conmovieron, y releer a GM desde una perspectiva crítica me desagradó».
Aunque no vimos nunca publicado este prefacio, su escritura voló libre en la pluma de Tolkien… y terminó convirtiéndose en el delicioso cuento corto El herrero de Wooton Major, donde encontramos el viaje a Faërie de varios humanos, y sus encuentros con los peligros y las maravillas del Reino de las Hadas, marcados todos por la presencia de la Reina.
Ilustración de la primera edición de El herrero de Wooton Major, obra de Pauline Baynes |
En una entrevista para Henry Resnick de 1967, Tolkien dijo que «de hecho, y hasta la fecha… sin insistir ni sermonear sobre ciertos aspectos bastante anticuados como la humildad, el valor y demás… y el coraje, puedes elegir mantenerlos y creo que causan bastante efecto en la gente; los jóvenes tienen una actitud proclive al cambio. Pero yo no quería causar este efecto, porque yo no escribía para niños. Por eso no me gusta demasiado MacDonald, es una vieja abuelita terrible. Las abuelitas son figuras femeninas correctas, de todos modos; aunque la Reina del cuento es más una madre».
Pues bien, este es mi brillante camino de diminutos fuegos fatuos para unir Brave con J.R.R. Tolkien, que ha partido del joven MacGuffin… artículo en el que ese mismo personaje se ha convertido en un MacGuffin en toda regla para contaros qué es el doric, quién es George MacDonald y cómo sus obras estuvieron presente en la vida de Tolkien. Espero vuestros comentarios e impresiones.
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