Posted by Findûriel in , , , | 9.6.19 18 comments
En 1985, con una sola novela de Mundodisco en el mercado, Terry Prachett ofreció una charla sobre los magos y las brujas de la literatura fantástica tradicional y coetánea. El Hombre del Sombrero nunca decepciona...

Terry Pratchett fue un gran admirador de la obra de Tolkien. El Hombre del Sombrero (ahora muy en boga entre el Gran Público, debido a la adaptación a serie televisiva de su libro ex aequo con Neil Gaiman «Buenos presagios») llegó a escribirle al Profesor una emotiva carta sobre cómo le había conmovido «El herrero de Wooton Major». Carta que tuve la oportunidad de ver en persona cuando visité la exposición «Tolkien: Maker of Middle Earth» en Oxford en 2018.

En 1985, en la XV NovaCon, ofreció una charla titulada «Why Gandalf Never Married», donde desgrana la forma en que la tradición literaria, y diferentes escritores de fantasía coetáneos en esa misma época trataban la magia. Ya el título nos cuenta que Tolkien estará presente en el texto, que fue publicado en 1986 en el número 11 del fanzine Xyster, editado por Dave Wood y galardonado en 1984 con un Premio Nova, y que se revela como una feroz defensa de la igualdad de sexos y la reivindicación de la reformulación de la imagen de la mujer en la ficción literaria.

Os ofrezco la traducción de la charla de Terry Pratchett, y espero que disfrutéis tanto leyéndola como he disfrutado yo intentando hacerle justicia en la traducción.

Por qué Gandalf nunca se casó

Quiero hablaros sobre la magia, sobre cómo la magia ha sido retratada en la fantasía, cómo la literatura fantástica ha contribuido a que la magia tenga una imagen tan distintiva y, quizá lo más importante, cómo el mundo occidental en general ha llegado a aceptar una imagen muy precisa y extremadamente cuestionable de los usuarios de la magia.

Mejor os comento para empezar que no creo en la magia más de lo que creo en la astrología, porque soy Tauro y los Tauro no nos interesamos por todas esas patrañas ocultistas.

Sin embargo, hace un par de años escribí un libro titulado El color de la magia. Su humor fue bastante bien recibido. Intentaba hacer por el universo de la fantasía clásica lo que Sillas de montar calientes hizo por el western. También fue mi tributo a veinticinco años como lector de fantasía, que comenzaron cuando a los 13 años leí El señor de los anillos en 25 horas. Ese maldito libro fue como un ladrillo colocado en medio del camino, en mi paseo en bicicleta por la vida. Comencé a leer libros con una velocidad sólo soportable cuando eres preadolescente. Sudaba por más mandanga.

Parte del diseño de portada para El color de la magia, ilustración de Josh Kirby
Mi infancia nunca favoreció la lectura. Había muchos niños con los que jugar, mis padres me compraban juguetes para usar en la calle y se negaron a consentirme, así que nunca se me ocurrió buscar consuelo solitario con un buen libro.

Entonces Tolkien lo cambió todo. Me volví loco por la fantasía. Los cómics, las aburridas sagas nórdicas, la aún más aburrida fantasía victoriana… A lo mejor debería explicar a la audiencia más joven que, en aquellos tiempos, la fantasía no estaba disponible en cada tienda de juguetes o kiosco, era un poco como el sexo: no sabías dónde conseguir los libros más guarretes, así que lo único que podías hacer era hojear con esperanza las revistas de aficionados a la fotografía buscando desnudos artísticos.

Cuando no podía conseguirlo (me refiero a un libro de fantasía heroica, no al sexo) deambulaba por la sección infantil de las bibliotecas públicas, intentando pescar libros sobre dragones y elfos para llevarme a casa. Incluso compré y leí todos los libros de Narnia de una sentada, lo que fue un poco como un empacho de hostias consagradas. Ya me daba igual.

En algún momento, las autoridades me pillaron y me mantuvieron en un cuarto oscuro con pequeñas dosis de ciencia ficción hasta que me desintoxiqué, por eso ahora puedo pasar junto a un libro con un dragón en la portada sin que casi me suden las manos.

Pero una parte de mi mente permaneció enchufada a lo que podría denominar universo común de la fantasía. Existe, y todos lo sabéis. Se ha creado uniendo el folklore, los románticos victorianos, Walt Disney, E.R. Eddison, Jack Vance, Ursula Le Guin, Fritz Leiber… ¿no? De hecho, estos escritores y un puñado más lo han definido muy cuidadosamente. Y ahí están ahora, para goce de escritores parasitarios como yo, lo que he dado en llamar elementos argumentales «de dominio público». Hay dragones, y usuarios de la magia, y horizontes lejanos, y misiones, y objetos de poder, y ciudades extrañas. Ahí tenemos el tipo de escenario que hubiéramos tenido en la Tierra si Dios hubiera tenido presupuesto.

Para ver en detalle este universo común de la fantasía sólo tenemos que remitirnos a los juegos clásicos de rol de Dungeons and Dragons. Son mosaicos de cualquiera de las historias de fantasía que hayas leído jamás. Por supuesto que el universo común de la fantasía está lleno de clichés, casi por definición. Los elfos son altos y hermosos y usan arcos, los enanos son bajitos y rinden culto al trabajo. Y la magia funciona. Esa es la diferencia entre la magia en el mundo de la fantasía y la magia en nuestro mundo. En el universo fantástico un mago señala con los dedos, de ellos salen todo tipo de chispas azules, hay algún tipo de explosión y un pobre alma se transforma en algo horrible.

Fuente de la foto
De todos modos, si estás buscando provocar la risa fácil, aprendes que dos modos comprobados de conseguirla son marear un cliché o tomarse las cosas en un estricto sentido literal. Así que en la secuela de El color de la magia, que estamos urgiendo para su impresión a la velocidad de la deriva continental, veréis lo que pasa cuando, por ejemplo, alguien como yo se aferra a la idea de que los círculos megalíticos de piedra son en realidad complejos ordenadores. Lo que se consigue son druidas caminando en círculos mientras hablan algún tipo de jerga computacional y refiriéndose a Stonehenge como el milagro del Silicon Chunk1.

Mientras saqueaba el mundo de fantasía buscando el siguiente cliché del que conseguir más risas, encontré uno que está incrustado tan profundamente que es muy difícil darse cuenta de que está allí. De hecho, me impactó tan fuerte que empecé a investigarlo en serio.
 
Se trata de la división generalmente muy clara entre la magia hecha por mujeres y la magia hecha por hombres.

Hablemos de magos y brujas2. Normalmente diríamos de carrerilla estas dos palabras, como si simplemente fueran etiquetas divididas por sexo para el mismo trabajo. No es cierto. En el mundo de la fantasía no existe nada parecido a una bruja hombre. Os oigo apostillar «¡hechiceros!3»… pero sigue siendo cierto. Puedo aceptar que los postuléis para alguna historia en particular, pero aquí estoy hablando de la tendencia general. No hay en absoluto nada parecido a un mago mujer.
¿Maga4? Sólo es tipo ‘mejorado’ de bruja. ¿Encantadora5? Sólo es una bruja con buenas piernas. Así es el mundo de la fantasía. De hecho, hace tiempo que deberían haber recibido la visita de la gente de Igualdad de Derechos porque, en el mundo fantástico, la magia que hacen las mujeres es normalmente de calidad baja, de tercera clase, asuntos negativos… mientras que los magos son generalmente cerebrales, inteligentes, poderosos y sabios.

Es curioso que pase lo mismo en nuestro mundo, ¿verdad? No necesitas creer en la magia para darte cuenta.

A los magos se les permite hacer un tipo de magia mejor, mientras que las brujas te maldicen con verrugas.

Aquelarre, de Francisco de Goya
El mago arquetípico es, por supuesto, Merlín. Consejero de reyes, artífice de la Mesa Redonda, y el único ser humano que sabía cómo manipular el electroimán que soltaba a la Espada de la Roca. Realmente no es un héroe del folklore, porque mucho de lo que sabemos sobre él se basa sobre todo en la Vida de Merlín de Geoffrey de Monmouth, escrita en el siglo XII. El viejo Geoffrey fue uno de los grandes escritores de fantasía de la historia, casi tan bueno como Fritz Leiber pero sin su obsesión por los gatos.

Tuvo muchos problemas con las mujeres, el pobre Merlín. Morgana Le Fey (una bruja) era su enemiga principal, pero al final quedó atrapado en su caverna de cristal o su bosque encantado (elegid vuestra variante favorita) por obra de una alumna femenina. El mensaje está claro, chicos: eso es lo que os pasará si dejáis la magia verdaderamente poderosa en manos de las mujeres.

De hecho Merlín está siendo destronado del número uno por Gandalf, cuya magia es más sugerida que aparente. En este punto también me gustaría mencionar a un tercer mago, del que muchos de vosotros habréis oído hablar: Ged, el mago de Terramar. Lo menciono porque los libros de Ursula Le Guin nos ofrecen un mundo mágico cuidadosamente creado aunque típico. Mi teoría es que todos ellos funcionan porque están limpiamente incrustados en nuestra imagen colectiva de cómo la magia debe estar ordenada. Sirven para señalar algunas de las similitudes entre nuestros magos.

Ged, el mago de Terramar, en la adaptación de Studio Ghibli Cuentos de Terramar

Todos son solteros y sexualmente contenidos. En estos temas la fantasía va en concordancia con muchas de las publicaciones antiguas sobre magia, que dejan claro que un buen mago no debe vaciar el cargador (curioso, porque no existe dicha prohibición entre las brujas. Pueden darle gusto al cuerpo todo el tiempo y no afecta en absoluto a su magia). Los magos tienden a existir en Órdenes o jerarquías, y sin duda la Isla de Gont me recuerda nítidamente a una universidad medieval europea, o quizá a un monasterio. No parece haber muchas mujeres pululando por su Universidad, aunque supongo que alguien limpia los baños. De hecho hay algunas practicantes de magia por Terramar, pero si no son ya malvadas entonces es que están siendo mal adiestradas o maltratadas por Ged de la misma manera que un obstetra de Harley Street trata a una comadrona local.

¿Podéis imaginaros a una mujer intentando conseguir una plaza en la Universidad de Gont? O, por decirlo de otra manera, ¿podéis imaginaros a una mujer Gandalf?

Sin duda no necesito mencionar a las brujas de los verdaderos cuentos de hadas, ese hatajo de arpías más malas que un dolor. Seguramente se deba a que viven en esas casitas de jengibre. Debe ser por eso por lo que siempre se retrata a las brujas sin dientes: es lo que provoca vivir en una casa de 90.000 calorías. Escuchas un ruido por la noche y son los niños del pueblo, comiéndose el pomo de la puerta.

Según el libro sobre magos de mi hija de ocho años, un librito de tapa dura agradablemente ilustrado y disponible en cualquier librería buena, “los magos deshicieron el daño provocado por las brujas”. Ahí está de nuevo el mensaje recurrente: la magia femenina es cutre y dañina. Pero, ¿por qué todo esto? ¿Hay algo del mundo real que se refleja en el mundo de la fantasía?

Lo curioso es que el mundo occidental no posee una gran tradición mágica. Puedes buscar en vano si hay algún mago auténtico, o incluso alguna bruja. Conozco un buen número de personas que se denominan a sí mismas brujas, paganas o magas, aunque las más realistas admiten que, aunque les gusta pensar que siguen una tradición que se remonta al (bien conocido) Principio de los Tiempos, en realidad todo lo buscaron en libros y, sí, historias fantásticas. He llegado a creer que la ficción fantástica en todas sus formas no tiene base en nada que haya existido en el mundo real. Creo que las brujas y magos tomaron sus ideas de su experiencia lectora o, antes de eso, del folklore. La ficción se inventa a la realidad.

Sin duda en la historia de la Europa occidental los magos son menos y van muy por detrás. He conseguido encontrar una docena aproximadamente, que además en retrospectiva histórica se me antojan conjuradores o estafadores. Los druidas parecen dar la talla, pero los druidas constituían tan sólo unas cuantas frases para Julio César hasta que fueron reinventados hace un par de siglos. Todo este negocio de las túnicas, las hoces y la comunión con la naturaleza son sólo castillos en el aire. De todas formas es significativo, porque César los retrata como sacerdotes viciosos de una religión basada en el sacrificio humano, y pringados de sangre hasta los codos. Pero los Relaciones Públicas de la historia los han transformado en chamanes místicos, aunque realmente quiero decir «chamachos»6, hombres de paz, destiladores de pociones mágicas.

Grabado de un Wickerman siendo rellenado por los druidas, Siglo XVIII aprox.
Basado en el texto de Julio César De Bello Gallico, libro 6, capítulo 16
A pesar de la afirmación de que nueve millones de personas fueron ejecutadas por brujería en Europa en los tres siglos siguientes al XV (esto aparece en un montón de libros de ocultismo popular, de lo que sólo puedo inferir que es un dato tan fiable como el resto de cosas que aparecen en ellos) es muy difícil encontrar pruebas fiables de un culto a la brujería tan extendido. Conozco a un buen número de personas que se definen como brujas. No, son brujas… ¿por qué debería dudar de ellas? Su religión me deja ojiplático y confuso, pero me parece bienintencionada y por lo menos inocua. La brujería moderna es ser Amiga de la Tierra y la plegaria. Si tiene alguna raíz en algún lado, yace en los trabajos de un exempleado público en las colonias, y naturista pionero, llamado Gerard Gardiner… aunque me parece que realmente se trata de una mezcolanza de herbalismo, ocultismo de los sesenta mal dirigido y El señor de los anillos.

De todas formas debemos aceptar que existieron personas a las que se llamó brujas. En cierto modo fueron creadas por el folklore, mediante lo que yo llamo el «Proceso del Platillo Volante»: ya sabéis, alguien ve algo que no puede o no quiere explicarse en el cielo, sabe que hay una historia popular de avistamientos de platillos volantes, así que decide que lo que ha visto es un platillo volante; en poco tiempo ese «avistamiento» añade unos copos más a la gran bola de nieve de la ufología. Del mismo modo, el campesino sabe que las brujas son viejas feas que viven de forma independiente porque lo dice el acervo popular, así que su arpía local debe ser una bruja. En poco tiempo todo el mundo en el pueblo SABE que hay una bruja en el valle vecino, algunas pruebas de fe se plantan en su puerta… y así el gran mito circula.

Se pueden buscar en vano pruebas similares que sean conocidas sobre la existencia de magos. Como añadido a los dos puñaditos de dudosos practicantes que he mencionado más arriba, quienes son más fácilmente identificables como alquimistas o vendedores de humo, lo único que pude encontrar son algunos cultos vagamente masónicos, como el Horseman’s Word en Anglia oriental. No hay mucho Gandalf que rascar por ahí.

'Hechizo' de los Horseman's Word. Fuente.
Ahora podéis daros cuenta de que ese es efectivamente el caso, porque si hay un extremo sucio del palo siempre le tocará a las mujeres. Cualquier cosa hecha por mujeres es automáticamente degradada. Es la visión ampliamente sostenida (bueno, ampliamente sostenida por mi mujer desde que comenzó a ir a encuentros grupales de concienciación) lo que me indica que es ridículo especular sobre el tema ya que la respuesta es tan obvia. La Magia, según esta teoría, es algo en lo que sólo los hombres pueden ser buenos y, por eso, cualquier intento de las mujeres de meterse en el césped sagrado debe ser inmediatamente censurado. Los hombres se refieren a las mujeres como el «segundo sexo», y por eso su magia es automáticamente inferior. También hay un montón de material sobre el miedo natural de los hombres a una mujer con poder; las brujas eran pobres mujeres buscando una de las pocas maneras de tener el poder en sus manos, y los hombres contraatacaron con tortura, fuego y humillación.

Me gustaría saber que todo se quedó allí, en el pasado. Pero el hecho es que el universo común de la fantasía ha tomado la idea y la mantiene viva. Yo me inclino por una visión diferente, aunque sea sólo por mantener la discusión viva, de que todo es mucho más metafórico de lo que pensamos. El sexo del practicante de magia no es un tema baladí. Mi teoría es que el mago clásico representa el ideal de la magia, todo lo que desearíamos ser si tuviéramos esos poderes. La bruja clásica, por otro lado, con su interés en ocasiones malevolente en los intrascendentes asuntos humanos, representa en qué tememos convertirnos, y seguramente nos convertiríamos, de tener esos poderes.

Bueno, no me ganaré un Doctorado con esto. Sospecho que a través del insidioso instrumento de los libros ilustrados para niños los magos seguirán practicando su alta magia, y las brujas seguirán llevando a cabo hechizos malvados y con mala leche. Pasará mucho tiempo antes de que haya un sitio para los ritos iguales7.

-------------------------------------
1. Juego de palabras con Silicon Valley
2. Wizards and witches, en el original
3. Warlocks, en el original
4. Sorceress en el original
5. Enchantress en el original
6. Juego de palabras entre shaman y shamen, en el original (usando el plural de ‘man’ para que la palabra se convierta en un grupo sólo compuesto por hombres)
7. Juego de palabras entre equal rites (ritos iguales, igualdad de ritos) y equal rights (igualdad de derechos). Curiosamente, Pratchett publicaría en 1987 un libro titulado Equal Rites (en castellano fue traducido como Ritos iguales), tercera novela de la saga de Mundodisco y primera aparición de su carismática y cabezológica bruja Esmerelda «Yaya» Ceravieja.
------------------------------------

Copyright © Terry Pratchett, 1985, 1986. Originalmente ofrecida como charla en la XV Novacon, 1985. Publicada en el Xyster 11 ed. Dave Wood, 1986. Fuente del texto

Me podéis invitar a un café si os ha gustado mucho, y yo seguiré trabajando para traeros más historias sobre Tolkien, la cultura popular, la historia y el folklore.

18 comentarios:

Francisco Padín dijo...

"Sin duda no necesito mencionar a las brujas de los verdaderos cuentos de hadas..." Vale... pero ¿y las hadas?

Anónimo dijo...

Buen artículo, me agrada tu prosa.
Déjame añadir una errata, "acervo" es con "V".
En todo caso, excelente repaso a diferentes aspectos de la lectura de fantasía ocultos a los ojos inexpertos o como yo, a los ciegos de lo obvio.
Saludos

Anónimo dijo...

Gran traduccion. Muchas gracias!

Findûriel dijo...

Francisco: sobre las hadas, he de mencionar que no son comparables a los magos y las brujas... simplemente porque son seres sobrenaturales. Los magos y las brujas son seres humanos que han aprendido magia o que nacen con una facilidad especial para la misma, las hadas no son humanas.
Me gustaría añadir es a partir de la época victoriana cuando las hadas se vuelven sutiles, bellas y benévolas. Lo faërico anteriormente era dañino (agriaban la leche, enfermaban al ganado, echaban a perder el grano...). Te recomiendo que leas el ensayo de Tolkien 'Sobre los cuentos de hadas' para explorar ese peligro del mundo de Faërie.

Anónimo 1: gracias por apuntar el error. Lo he corregido. Fue un despiste pero siempre agradezco que me los indiquen.

Anónimo 2: Muchas gracias a ti por leerlo.

Anónimo dijo...

Pues a mi me ha traido a la cabeza a Medianoche, de la saga Avatar de Reinos Olvidados. Una maga que acaba siendo diosa de la magia. Pero si es cierto que en general, a la mujer se la clasifica como segunda en el mundo de la magia.

Elbereth dijo...

Me ha gustado mucho Moni! Además me he partido de la risa, como siempre con Pratchett y el argumento tiene su lógica, claro... Jijiji. Enhorabuena una vez más por tu profesionalidad y entrada a la difusiòn de todo lo relacionado con Tolkien! Una pregunta y sugerencia. Me ha llamado muchísimo la atenciòn el grabado o dibujo del Wickerman. Algo había oído pero no conozco bien el tema. Podrías animarte a un artículo sobre el tema o al menos explicar un poco ese ritual creo que de la Diosa? Metían seres vivos dentro? Personas? Que significado tenía? Bueno, ahí te dejo el envite, mejor dicho, la pregunta! Enhorabuena Mònica, me ha Superen cantado el artículo

Ferran Torta dijo...

Gran artículo! Muchas gracias por traducirlo :D

jaio dijo...

¡Muchísimas gracias por el artículo! Con tu permiso lo replico en http://mujervisible.eu/2019/06/12/de-magos-y-brujas/ con los debidos créditos.
¡Cuánto daño han hecho los cuentos tradicionales a este tema! http://mujervisible.eu/2017/09/08/disney-y-sus-princesas/

Anónimo dijo...

Vale, pero... ¿en qué libro o historia se afirma que una hada era más poderosa que un mago? Además, muchas de las hadas de las que tengo constancia, si bien suelen ser benévolas, son juguetonas, burlescas o pícaras, y suelen mostrar más inclinación hacia los sentimientos o el corazón, que hacia la razón, la inteligencia o la prudencia. Claro que tu comentario es apropiado, pero creo que el señor Pratchett se refiere a estos pequeños detalles que te comento, y que van en la línea de su artículo.

Selerkála dijo...

Muchísimas gracias, Findûriel, por traducir (tan profesionalmente) el texto. Casi me parecía estar viendo como, mientras Pratchett escribía este reflexión, seibn formando en su cabeza tantas y tan geniales historias de brujas y magos que nos regaló después, y en las que intentó dar la vuelta a esta "tortilla".


¿Te he dado ya las gracias? :) ¡.!

#GNUTerryPratchett

Ivaneitor dijo...

Me ha encantado, por momentos me ha parecido ver a Pratchett hablando. Y he reconocido muchas ideas que luego dio vida en la saga de las brujas (que es mi favorita). Muchísimas gracias por traducirlo, muy buen trabajo.

Anónimo dijo...

Gracias miles por traducir este texto de Terry Pratchett, quien nos regalara una nueva forma de leer fantasía, una que le hiciera justicia a este mundo injusto. Me ha volado la cabeza leerlo.
¡Gracias!! :)

Ashura Shezard dijo...

Me ha gustado mucho el artículo, gracias por traducirlo y compartirlo!
No he podido evitar pensar en el universo de Harry Potter donde personas con los mismos poderes son llamadas brujas y magos, y no magas y magos o brujos y brujas.
Como hace el señor Pratchet a mi también me gusta quedarme con mi propia versión de las cosas, donde los magos son estudiosos, solitarios y metódicos mientras que las brujas son más viscerales, y se mueven más por instinto.
Ahora mismo creo que estamos mucho más cerca de la igualdad en la fantasía que hace 20 años.
En todo caso el texto es muy curioso, y los chascarrillos del señor Pratchet como siempre, soberbios XD

Unknown dijo...

La fantasía se alimenta de fantasía y realidad...
Todos tenemos la tendencia a consumir mas de lo mismo si tenemos oportunidad y luego convertimos el mundo en lo que vemos, deseamos e imaginamos. Así funciona Amazon y Netflix y así nos gusta...
Terminamos comiendo tanta azúcar que nos volvemos diabéticos y algunos se transforman en algo peor, convierten a quienes les rodean en diabéticos (sin serlo ni desearlo).
Para los que gustan de videojuegos, hay uno que se basa en los mismos principios "generales" sobre la magia y las fantasías medievales, pero encarado diametralmente opuesto a éste artículo.
Su nombre es: Dragon Age... instrúyanse sobre su "lore" y verán que hay oferta para lo igual y para lo opuesto.

Ariadna Augen dijo...

¿Y qué me dicen de Raziel la hechicera de Willow?

Findûriel dijo...

Ariadna Augen - Willow es de 1988. Esta charla es de 1985.

Lorenzo Carrera dijo...

Pratchett se olvida de la figura de Galadriel, poderosa en la magia con toda su feminidad y belleza intactas. Iba por muy buen camino, pero del mismo modo que olvidó relacionar la figura del mago con la del hermitaño, no pudo ver una posible imagen de la maga en la de la virgen sabia (el ideal medieval), que es el que refleja Galadriel.
Gracias por traducir el texto, lo he disfrutado mucho.

Nuria "iluvendure" dijo...

A mi lo que me parece lo más parecido a una gandalf mujer fue n la película Willow, Fin Raziel, aunque como no en no es l señor de los anillos, la gente pequeña logra un golpe final contra el mal.
Mucha gracias por el artículo

Bookmark Us

Facebook Favorites Twitter