Ayer estuve viendo a trozos el festival de Eurovisión, intentando contar las canciones que no se interpretaban en inglés (que podían contarse con los dedos de una mano). Me alegré de que la ganadora, llamada Molitva, fuese interpretada en el idioma de su país, Serbia, y que ganase por ser una de estas baladas épicas, y por no estar acompañada de gentecilla dando saltitos ni de modelos semidesnudas o niñatos poperos. Y, sobre todo, que ganase por méritos propios y por pedazo de voz de la cantante, y no porque estuviese buena o cantase como Christina Aguilera, o bailase hasta quedar (de nuevo) semidesnuda.
Bueno, el festival de Eurovisión nunca ha sido santo de mi devoción, pero de vez en cuando un guiño trash viene a alegrar la fiesta. Y no hablo de Lordi, que entraron en el momento justo, ni de los esperpentos que se presentan últimamente pretendiendo ser transgresores (como el bye bye Rusia de este año, o los We are the winners of Eurovision del año pasado). Estos últimos sólo quieren dar la nota del modo más cutre que pueden. Pero dentro de la subcultura del Mondo Bizarro, a veces surge uno de estos ídolos, que nos ilumina a los frikis de la serie Z. El último de ellos fue el protagonista de este vídeo.
Payaso y actor de profesión, acudió a Eurovisión 2003 con una canción cuyo título traducido dice algo como El hombre es la medida de todas las cosas: Weil der Mensch zählt. Tartamudeando, con una orquesta compuesta por cuatro maniquíes de cartón con cabeza de animal, y un coro compuesto por una jicha punki y una decadente sustituta de los B-52, cantó su composición sobre los animalitos de granja con todo su desparpajo. Se atrevió a ser transgresor, pero de verdad. Olé por él. Desde aquí mi tributo.
¡A ver a quién se le ocurre decir, después de ver el vídeo, que Alf Poier no es un metalero de verdad! ¡Dios, es que ese estribillo es inmortal!
Bueno, el festival de Eurovisión nunca ha sido santo de mi devoción, pero de vez en cuando un guiño trash viene a alegrar la fiesta. Y no hablo de Lordi, que entraron en el momento justo, ni de los esperpentos que se presentan últimamente pretendiendo ser transgresores (como el bye bye Rusia de este año, o los We are the winners of Eurovision del año pasado). Estos últimos sólo quieren dar la nota del modo más cutre que pueden. Pero dentro de la subcultura del Mondo Bizarro, a veces surge uno de estos ídolos, que nos ilumina a los frikis de la serie Z. El último de ellos fue el protagonista de este vídeo.
Payaso y actor de profesión, acudió a Eurovisión 2003 con una canción cuyo título traducido dice algo como El hombre es la medida de todas las cosas: Weil der Mensch zählt. Tartamudeando, con una orquesta compuesta por cuatro maniquíes de cartón con cabeza de animal, y un coro compuesto por una jicha punki y una decadente sustituta de los B-52, cantó su composición sobre los animalitos de granja con todo su desparpajo. Se atrevió a ser transgresor, pero de verdad. Olé por él. Desde aquí mi tributo.
¡A ver a quién se le ocurre decir, después de ver el vídeo, que Alf Poier no es un metalero de verdad! ¡Dios, es que ese estribillo es inmortal!
1 comentarios:
¡Esa canción me la sabía yo!
Era tremenda. Alf Poier es la poia xDDDDD.
Las de atrás son la mujer y la hija, a mí se me quedó el culo torcío cuando me enteré. Súper fuerte... xDDDD
Esta canción y la del blog de Narque las podemos cantar en la EC, con coreografía y todo. xDDDDD
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