Trabajar en la sombra normalmente no conforta. Ser de los de la lista adjunta tampoco. A no ser que estés hecho de esa pasta especial que hace que te sientas orgulloso de los resultados por haber colaborado en ellos, no por el número de palmaditas que recibas en la espalda y de besos que te lleves en las mejillas.
Trabajar sin firma tampoco conforta. A no ser que el artículo no sea firmado por nadie. Más que nada porque el día de mañana te puedes topar con que alguien que no ha currado se puede llevr los laureles y aparecer en los rotativos. Sirva de ejemplo para aquellos que quieren compartir, esto: sobrellevar el peso de, un trabajo en equipo para el instituto o la universidad.
Algunas veces te consuela pensar en que qué caray, si todo ha salido bien no sirve de nada quejarse en vano -en vanidad-. Más que nada pensando en que hubo y habrá tiempos peores en los que el dolor te paralice y te impida hacer sonreír, o en que la apatía reine en general -en führer- y no haya ni una onda en la laguna de los tesoros.
Ser anónimo en un mar de nombres es jodido en estos tiempos de números de serie y marcas distintivas, que lo único que acentúan es la soledad del individuo entre una masa de seres iguales. Porque incluso los números que te identifican son también la marca del pastor, un trámite que te convierte en una oveja. Al menos ahora las pintan, antes las aherrojaban.
Rellenas la hoja de las ideas tanto que estas se escapan, y sigues escribiendo en la mesa, en las paredes, en el suelo. Pero las palabras están hechas de agua y no tienen hogar, así que se volatilizan, yendo al lugar donde viven los caracteres borrados en un texto informático y los borradores de mail, junto con los proyectos inacabados que ocupan demasiada memoria. Entonces, aunque no gastas papel -más árboles para el norte, un árbol menos en la Amazonia- te dan pena las palabras que escribes para que mueran ¿Bellas por ser efímeras? Y un huevo. Las palabras que no llegan a su destino son feas.
Por eso acumulas hojas en sucio, agendas antiguas, etiquetas de cerveza -medio llena si ha habido conversación, vacía si ha habido miradas-, hasta que te salgan por las orejas o hasta que tengas que salir tú por la puerta.
Que me fastidia que usen mi trabajo para echarse flores, vaya, caray, cáspita, coño.
Findûriel, requemada como el caramelo cada vez que no la citan en un trabajo donde ha colaborado, y firman los artículos y estudios internáuticos con un solo nombre que no es el suyo. Mecagüen...
4 comentarios:
¿Qué ha pasado, senpai? ¿Quién ha osado aprovecharse de tí? ¡¡Aniceto, que le meto!!
El ser deleznable que se apropia del curro de los demás debería ser marcado con hierros al rojo con forma de p*lla. O, al menos, ser atacado por el duende de la calvicie.
No te preocupes, que si tú misma sabes que el trabajo estaba hecho por tí ya es un gran premio.De todas maneras si estaba tan bien hecho como la crónica de la Estelcon, mis mas sentidas enhorabuenas!!
Nienna de Khazad Dûm estrena blog!!!pasaros por él,espero que os guste!!
Que morro tiene la gente :-S Chica, creo que tienes demasiado talento y la gente (que siempre hay de los que les gusta figurar) cae en la tentación de plagiarte y así quedar ellos de P.M.
La verdad es que no sé cómo no les da vergüenza apropiarse del trabajo de otra persona, desde luego así está el patio :-/
Besitos y nos vemos en nadaaaaaaa!!!
Un buen flechazo en el trasero les estaría bien empleado a esos ladronesss...
Cuenta con mi arco!! jajaja!
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