Desde que me compré la Nintendo DS no ha habido ningún juego que me llegase a gustar y a enganchar más que Animal Crossing Wild World. Es un juego interminable, como los que más me gustan.
Realmente se trata de vivir, pagar la hipoteca (sigh) y tratar de llevarse bien con todo el mundo, mientras el paisaje y el pueblo cambian a tu alrededor. Puede parecer a todas luces parecido a The Sims, pero nada más lejos de la realidad. Los personajes no se casan, ni tienen hijos, ni se hacen pis encima si no los llevas al baño. No tienes que hacer la comida, ni limpiar la casa (a no ser que lleves mucho tiempo sin conectarte y se te haya llenado de cucarachas). No es un juego social, hasta que tú lo desees.
Y, entonces ¿qué me ofrece el juego? Pues horas, días y años de diversión. El paisaje cambia según la hora a la que enciendas el juego, ya que la doble pantalla de la Nintendo DS (eso es lo que significa, Dual Screen) te permite ver el cielo (en el que también puedes dibujar constelaciones en el observatorio). Y a veces conviene echar una ojeada a ese cielo, ya que lo pueden surcar regalos (que puedes derribar si has comprado un tirachinas), el cartero (sólo a ciertas horas del día) e incluso OVNIS que se estrellarán en tu pueblo, constitutyendo una quest en busca de piezas. Lo que no he logrado aún es pedirle un deseo a una estrella fugaz...
Si es invierno, como ahora mismo, el paisaje estará nevado e incluso podrás hacer muñecos de nieve que te darán recompensas. Se celebra el Año Nuevo, tu cumpleaños, los de tus vecinos... Puedes ir los sábados a ver cantar a Totakeke (que después te regalará sus canciones para que las escuches en casa) en la cafetería del museo, que irás llenando con tus hallazgos de fósiles, peces, insectos y cuadros... eso si Ladino no te tima y te vende una falsificación...
Plantarás árboles, que crecerán con esfuerzo y darán sus frutos (si son frutales; yo tengo peras, manzanas, cerezas, melocotones y dos cocoteros que me costó mucho que brotaran) o se iluminarán en navidades y las Noches Luminosas. Si agitas alguno te dará dinero o a lo mejor un panal de abejas que te pondrán la cara como un cromo.
Y con el dinero que te pueden dar tus capturas, cosechas o hallazgos, puedes comprarte muebles de lo más variopinto, ropa y complementos, que le darán a tu casa la imagen que desees. Y según vayas pagando la hipoteca, el hogar se hará más grande. Yo tengo dos salas ya, una de ellas con una colección de bonsais y un baño termal.
Incluso, si Tom Nook ha ampliado lo suficiente su centro comercial, podrás hasta cambiar de look en la peluquería. Y en la tienda de ropa puedes incluso diseñar estampados y prendas. Si vas a la puerta de la ciudad, puedes hasta recibir visitas por su bluetooth o el wireless de amigos con la consola y el juego, que podrán recoger fruta, vender sus productos y charlar contigo mientras, por ejemplo, pescáis juntos. Y tú podrás ir al pueblo de alguien, por supuesto, o preparar el tuyo enterrando cosas (o trampas) y montar una competición para tus visitantes.
Y otros extraños personajes te visitan en días al azar, como el doctor que te enseña muecas que tu personaje podrá hacer más tarde, la pitonisa que te lee el futuro, el vendedor de contrabando, la mujer de las semillas de nabo, la nutria marinera, la asesora estética, la morsa hambrienta y diseñadora... en fin, que todos los días que abras tu DS habrá algo nuevo con lo que disfrutar, aunque sean nuevas flores que regar, nuevos hierbajos que arrancar o nuevas especies de animales que capturar (porque dependiendo del mes, los insectos y peces cambian).
Todo esto envuelto en competiciones de pesca, días de la amistad, mercadillos caseros, días de la bellota, semanas con chispa, concursos de insectos, envío de cartas y recepción de las mismas, donaciones al tercer mundo, intereses del banco, reciclaje e incluso mudanza de nuevos vecinos o despedidas de vecinos antiguos.
Hasta cuatro personajes te permite la DS tener como habitantes de la casa, que desarrollarán su propia convivencia con el entorno que les rodea, incluso talando árboles para plantar muchos más, o sembrando flores. No requiere demasiada atención, ni que te conectes todos los días (a no ser que hayas plantado nabos rojos, que requieren riego diario), pero seguro que cada día te sorprenderá con algo nuevo.
La única pena que tengo es que mi configuración de seguridad wireless no es compatible con la consola, pero iré buscando subrepticiamente redes en todos los lugares. En fin...
Findûriel, que en su pueblo (Hobbiton) se llama Findûs, lleva un moño azul monísimo y va vestida de brujilla.
PD: quiero limoneeeees y naranjaaaaas
6 comentarios:
Yo nunca he sido muy de videojuegos. De jovenzana si, con la Nintendo aquella que parecia una caja de zapatos y mi Super Mario de toda la vida, y mi Chip y Chop...Pero lo que más me ha gustado es ver cómo juega la gente e ir dándoles ánimos e instrucciones, depende el caso. con el animal Crossing, me acabé viciando...¡a ver jugar a mis compañeras de piso! Era genial...Sencillo, pero adictivo. Y las conversaciones entre personajes...Lo cansinos que podían llegar a ser a veces..Pero al final, siempre te regalaban algo, o se enfadaban y les salian esas nubecillas de la cabeza, jajaja! muy graciosos, si...
Tom Nook me tiene ahogada con la hipoteca, y aún no sé cazar bichos :'(
Solo lo tengo desde hará una semana, pero es verdad que es un juego muy lindo ¿verdad "ramita"? XD
Un besazo, preciosa, que acabo de llegar de Granada y me gritan para que deshaga las maletas XDDDDDDDD
¡Yo también quiero limones! Y echo de menos a un vecino que se llamaba Gorbaché que tenía una mancha en la cabeza y que era un borde :______
Pues nada, chiquitinas, hay que encontrarse para ir de visita al pueblo de las respectivas, que hay ciertos logros que no se consiguen si no recibes a alguien en tu pueblo o no visitas el de alguien. Celébnar, cuando vayas a la E-Daur (que me ha dicho un pajarito que vas) llévate la DS que te enseño un par de cosillas interesantes sobre cómo jugar, y puedes coger fruta y objetos de mi pueblo (y hasta te puedes cambiar el look, que tengo peluquería en el supermercado!!)
Y Mrs Diggory, lo mismo digo para cuando te subas a Madrid, cielete.
Marta y yo estamos ahora dandole una segunda oportunidad al juego... ya te diremos.
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