Todo el mundo me ha insistido en que escriba esta crónica desde que acabó. Todo el mundo tiene curiosidad, o es feliz y quiere saber más, o se siente extrañado de que aún no lo haya hecho. Como el buen vino (o el buen arroz) las crónicas tienen que reposar un poco. A todos nos gustan esos mails recién llegados a casa de "¡Fue todo genial! ¡Gracias, fulanitos!", pero a no ser que la impresión de disfrute sea muy vívida, a una servidora no le salen.
Y lo que sentía al llegar a casa el día 19 de Octubre (Sí, señores, volví a casa directamente por primera vez en mi vida de un evento tolkiendili) era cansancio. No sólo cansancio físico, no sólo cansancio mental. Una mezcla de los dos que me condujo inexorablemente a mi blandito, blandito colchón y a mi blandita, blandita cama.
Hoy en día sobrevivo a base de fotos de gente, que me certifican que realmente estuve allí. Ya había organizado con el smial de Hammo dos merith, y sabía que una EstelCon era mucho más ardua de organizar, así que lo hice de buena gana.
Me siento satisfecha con mi trabajo, ya que realmente di todo lo que pude. Ahora lo sé. Durante la elaboración de la Mereth Aderthad no me sentí tan feliz, porque no pude colaborar lo que me hubiera gustado. Pero el tiempo es el tiempo, la vida es la vida, y cuando uno se entrega de una forma sincera en la medida de sus posibilidades, debe estar al menos conforme.
Y parece que funcionó. Las crónicas han sido favorables, los mails conmovedores, la acción no ha parado en la lista. Se discute el 'modelo de EstelCon' (que buenos disgustos me llevó hace tiempo el defenderlo ante quien no lo quería entender), se habla de la siguiente como continuadora de la tónica, se publican fotos y algún que otro vídeo, se recuerda con cariño en los blogs de la gente... no se puede pedir más.
El trabajo en la tienda fue cuando menos instructivo. El primer día nos vinieron los pedidos y a la lista que ya teníamos de preaviso se unieron bastantes cosas más. La gente de Tanwë (Comisión de Artesanía) se curró una exposición preciosa, así como un maravilloso mathom para la Mereth Aderthad de Hammo: el Árbol de Niggle, hecho con amor y ambientación como libro de firmas en un formato nuevo. Como las hojas secas, esas hojas con mensaje seguro reposan en las páginas de algún libro a la espera de ser colocadas en un álbum que las muestre en su esplendor. La biblioteca nos trajo ejemplares curiosos y valiosos, que por desgracia no llegué a hojear, ya que estaban terriblemente requeridos. También la organización aportó material en abundancia de naturaleza bibliográfica, lúdica o musical, fundiéndose con la no menos abundante exposición de Ainulindalë (Comisión de Música). Y a la salida de la tienda, había que tener cuidado con Crisófilax, legendaria cabeza de dragón elaborada eones ha por el smial de Númenor.
Aquella noche se gestó el esperpento Garrinoreano para Eruvisión en el que, por falta de tiempo, no pude colaborar. Y tampoco pude verlo, pero sé que hay vídeos del Coro de Istari Locos que al final llegarán a mí, de un modo u otro...
El segundo día, después de supervisar los talleres (que fue un trabajo muy relajante en comparación con lo que había de venir) mi prima Silmaril y yo nos metimos en la tienda. La verdad es que los objetos a la venta daban ganas de saquear la tarjeta de crédito (de otro, que estoy seca XD), y cosas como los 'llaveros ilegales' (como los llamó Erkenbrand), los discos de Orcotalan Estudios o las camisetas a exposición se agotaban a ritmos vertiginosos. Los compradores parecían sacados de una película de subastas, todos querían sus artículos y los querían ya. Al final las tarjetas de reserva de camisetas, incluidas en los Wellcome Pack, fueron muy útiles para este menester: cuando una persona compraba su camiseta y más cosas, las apuntábamos en el envés, le cobrábamos y en cuanto había un huequito metíamos todos los artículos en el fantástico 'Excel de la Muerte' elaborado por Balin.
Así que, aunque un poco saturadas por la avalancha de gente que se nos vino encima, nos fuimos contentas y siempre con una sonrisa para el comprador. Me recordó muchísimo al trabajo en la Oficina de Turismo en verano, salvando las distancias, ya que esto era gente civilizada y allí te enfrentabas a hordas de ancianos que querían todos los 'prospettos' y uno para su hijo, otro para su nieto, y otro para su hermana. Como consejo, ya que preveíamos una tienda tranquila y aburrida y nos encontramos con una marabunta, les diría a los de Lórien que cuenten con más personal para la próxima vez si ponen en el mismo sitio tienda y exposición.
La preparación de la lectura de cuentos, tanto artísticamente como conceptualmente fue muy cuidada (aunque se me olvidara recordar a mis compañeros que había que preparar las canciones de quienes las habían traído, y Elessar tuvo que leer con el móvil y Nírmen quedarse sin sus efectos por mi tremendo fallo), y eso trajo unos frutos espectaculares. Me dio penita no poder llevar a cabo la escenografía completa, pero no me dio tiempo a caracterizarme, como tenía planeado, ni a decorar los nombres del libro con filigranas... y pensé que se convertiría por ello en una lectura al uso. Excepto consabidos imprevistos, la gente se ciñó maravillosamente a sus tiempos. También he de pedir perdón a los Bardos Errantes, porque se me pasó completamente que iba a leer en su parte. Pero he de decir que aquel momento fue el más mágico que jamás he vivido en una Lectura, y eso que estaba participando en ella, que si llego a ser público de seguro se me salta la lágrima. Me quedé anonadada por la cantidad de gente que terminó despierta la lectura, y porque enseguida se levantaron para ayudar a guardar los cojines y bajar los libros. Me quedo con Bombur abriendo y cerrando la bolsa prensora porque le gustaba hacer crujir el cierre hermético. Cuando todo estuvo recogido y casi todo el mundo en la cama, a dormir. Pero con el dulce recuerdo de que Eleder, que ha asistido a muchísimas lecturas, me dijo que era la mejor de todas las que había vivido. Creo que exageraba, pero le brillaban los ojos.
A levantarse prontito que teníamos la visita a Salamanca. Cincuenta plazas, y los sondeos previos daban mucha más cifra. Pensamos en llenar el bus con la máxima 'tonto el último', pero al final fuimos exactamente el número de personas del autocar. La visita fue una gozada, y me sirvió de mucho aquello que aprendí en el ciclo para mantener a la gente unida y atenta. Eithel y Frodo hicieron un trabajo espléndido, y Ángela fue la traductora ideal. Salamanca me tentó, hay que volver con más tiempo para darle al menos una porción del que se merece. Hubo mucha coña, mucha risa comunal y mucho ánimo por aprender. Saqueamos una tienda de ultramarinos porque algunos no habíamos desayunado como se debe, nos remojamos en el huerto de Calisto y Melibea y alucinamos con los patios. Definitivamente, deberíamos habernos puesto los trajes de gala.
Y por la tarde las conferencias, codo con codo con Yami, de las que me tuve que salir muy apresuradamente porque llegaba el concierto de los Bardos. Maldije por enésima vez mi cabello, porque no me daba tiempo a ponerme la redecilla, y bajé colocándome los zapatos al teatro. Aunque por motivos temporales tuvimos que restar una canción (y una interpretación improvisada mía con el flautista enamorado Hirunatan), creo que el resultado fue muy bueno para el público. Santi subió a subir de volumen la guitarra, y el teclado de Hiru funcionaba a su bola, pero me parece que la gente se fue más que satisfecha aunque no habían tenido casi tiempo de ensayar con los arreglos de Maglor.
Nada más salir del concierto, a correr otra vez hacia la habitación para la Cena de Gala, que en menos de 15 minutos debía subir, ponerme el traje y estar abajo. Tuve que irme a la habitación de mi prima para que me abrochase el vestido, porque Boromir había desaparecido para preparar el mathom de Tol Eressëa, y ella andaba histérica porque no tenían agua caliente en la habitación. En fin, maldiciendo mi cabello de nuevo y guardando la redecilla de perlas, bajé vestida como una señora pero con pelos de kinki a la cena, con Guillem susurrando 'ponte tranquila' mientras lo arrastraba. La Cena de Gala, uno de los momentos más carismáticos de la EstelCon... ¿Cómo iba a estar tranquila?
Era una maravilla ver cómo bajaba la gente, de dos en dos y de tres en tres, hacia el hall. Las monjitas estaban maravilladas, y la verdad es que parte del encanto de la Mereth Aderthad también fue suyo. Se portaron como las madrecitas y abuelitas de todos. Después me enteré de que habían estado en parte del concierto, escuchando desde la platea, antes de irse a sus rezos. Fuimos los penúltimos en bajar, y como no sé mentir, Santi y Miriam ya sabían por qué los dejábamos para los últimos. El restaurante fue fantástico, aunque no tanto la actuación de la televisión de Salamanca (por lo poco que pude oírles) ni la temperatura del salón. Al acabar la entrega de mathom, todos maravillosos, por cierto, decidí irme y deshacerme del traje, ya que estaba tan cansada que no me apetecía hacer el hobbit. La intemporal en el restaurante estuvo muy bien, especialmente con la gente de Mallorca, con el Taller de Bombur, con Estendur, Finceleb y Merry. Conversaciones a media voz donde recordé la calidez y complicidad con la que siempre me reciben (exceptuando a Estendur, hacía mucho que no hablaba con ellos un poquito de tú a tú).
Y a la cama, agotadísima, tanto que casi ni me daban ganas de quitarme los vaqueros. Porque todo había sido intenso y voraz, aunque no alcanzase a saber por qué ya que siempre miré desde el lado del marionetista. Al día siguiente no pude levantarme pronto, aunque sí lo suficiente para desayunar, y de un modo entrecortado supe cuándo tendría que subir al escenario a dar el Gandalf (a una persona muy querida, Amandil). Pregunté por tareas que quedaban pendientes, y estuve desmontando pequeñas cosas, salas con detalles. Como quien recoge en una caja los recuerdos de un amor que se acaba, como quien dobla y sella las ropas de un difunto, como quien seca flores en páginas amarillentas.
La despedida fue como fue todo, apresurada, atropellada. Me arrancaban de unos y otros me tendían los brazos. No me despedí de tanta gente... y sonámbula llegué a casa. Bendije entonces el no haberme sentido enferma en la EstelCon, porque la debilidad se cebó con algunos de los más aguerridos organizadores, y me abandoné al descanso.
Tardé dos días en deshacer la maleta como Eru manda, colocando el mathom (que será el testigo en mi estantería), el cancionero (con sus hermanos de Merith pasadas), el wellcome pack y la acreditación (colgados con los demás en la pared sin pintar de mi cuarto), los generosos regalos de Tol Eressëa y Lórien, de Margarida e Ylmir (gracias, gente, por vuestra generosidad).
Y entonces fue cuando pude decir aquello de...
Y lo que sentía al llegar a casa el día 19 de Octubre (Sí, señores, volví a casa directamente por primera vez en mi vida de un evento tolkiendili) era cansancio. No sólo cansancio físico, no sólo cansancio mental. Una mezcla de los dos que me condujo inexorablemente a mi blandito, blandito colchón y a mi blandita, blandita cama.
Hoy en día sobrevivo a base de fotos de gente, que me certifican que realmente estuve allí. Ya había organizado con el smial de Hammo dos merith, y sabía que una EstelCon era mucho más ardua de organizar, así que lo hice de buena gana.
Me siento satisfecha con mi trabajo, ya que realmente di todo lo que pude. Ahora lo sé. Durante la elaboración de la Mereth Aderthad no me sentí tan feliz, porque no pude colaborar lo que me hubiera gustado. Pero el tiempo es el tiempo, la vida es la vida, y cuando uno se entrega de una forma sincera en la medida de sus posibilidades, debe estar al menos conforme.
Y parece que funcionó. Las crónicas han sido favorables, los mails conmovedores, la acción no ha parado en la lista. Se discute el 'modelo de EstelCon' (que buenos disgustos me llevó hace tiempo el defenderlo ante quien no lo quería entender), se habla de la siguiente como continuadora de la tónica, se publican fotos y algún que otro vídeo, se recuerda con cariño en los blogs de la gente... no se puede pedir más.
El trabajo en la tienda fue cuando menos instructivo. El primer día nos vinieron los pedidos y a la lista que ya teníamos de preaviso se unieron bastantes cosas más. La gente de Tanwë (Comisión de Artesanía) se curró una exposición preciosa, así como un maravilloso mathom para la Mereth Aderthad de Hammo: el Árbol de Niggle, hecho con amor y ambientación como libro de firmas en un formato nuevo. Como las hojas secas, esas hojas con mensaje seguro reposan en las páginas de algún libro a la espera de ser colocadas en un álbum que las muestre en su esplendor. La biblioteca nos trajo ejemplares curiosos y valiosos, que por desgracia no llegué a hojear, ya que estaban terriblemente requeridos. También la organización aportó material en abundancia de naturaleza bibliográfica, lúdica o musical, fundiéndose con la no menos abundante exposición de Ainulindalë (Comisión de Música). Y a la salida de la tienda, había que tener cuidado con Crisófilax, legendaria cabeza de dragón elaborada eones ha por el smial de Númenor.
Aquella noche se gestó el esperpento Garrinoreano para Eruvisión en el que, por falta de tiempo, no pude colaborar. Y tampoco pude verlo, pero sé que hay vídeos del Coro de Istari Locos que al final llegarán a mí, de un modo u otro...
El segundo día, después de supervisar los talleres (que fue un trabajo muy relajante en comparación con lo que había de venir) mi prima Silmaril y yo nos metimos en la tienda. La verdad es que los objetos a la venta daban ganas de saquear la tarjeta de crédito (de otro, que estoy seca XD), y cosas como los 'llaveros ilegales' (como los llamó Erkenbrand), los discos de Orcotalan Estudios o las camisetas a exposición se agotaban a ritmos vertiginosos. Los compradores parecían sacados de una película de subastas, todos querían sus artículos y los querían ya. Al final las tarjetas de reserva de camisetas, incluidas en los Wellcome Pack, fueron muy útiles para este menester: cuando una persona compraba su camiseta y más cosas, las apuntábamos en el envés, le cobrábamos y en cuanto había un huequito metíamos todos los artículos en el fantástico 'Excel de la Muerte' elaborado por Balin.
Así que, aunque un poco saturadas por la avalancha de gente que se nos vino encima, nos fuimos contentas y siempre con una sonrisa para el comprador. Me recordó muchísimo al trabajo en la Oficina de Turismo en verano, salvando las distancias, ya que esto era gente civilizada y allí te enfrentabas a hordas de ancianos que querían todos los 'prospettos' y uno para su hijo, otro para su nieto, y otro para su hermana. Como consejo, ya que preveíamos una tienda tranquila y aburrida y nos encontramos con una marabunta, les diría a los de Lórien que cuenten con más personal para la próxima vez si ponen en el mismo sitio tienda y exposición.
La preparación de la lectura de cuentos, tanto artísticamente como conceptualmente fue muy cuidada (aunque se me olvidara recordar a mis compañeros que había que preparar las canciones de quienes las habían traído, y Elessar tuvo que leer con el móvil y Nírmen quedarse sin sus efectos por mi tremendo fallo), y eso trajo unos frutos espectaculares. Me dio penita no poder llevar a cabo la escenografía completa, pero no me dio tiempo a caracterizarme, como tenía planeado, ni a decorar los nombres del libro con filigranas... y pensé que se convertiría por ello en una lectura al uso. Excepto consabidos imprevistos, la gente se ciñó maravillosamente a sus tiempos. También he de pedir perdón a los Bardos Errantes, porque se me pasó completamente que iba a leer en su parte. Pero he de decir que aquel momento fue el más mágico que jamás he vivido en una Lectura, y eso que estaba participando en ella, que si llego a ser público de seguro se me salta la lágrima. Me quedé anonadada por la cantidad de gente que terminó despierta la lectura, y porque enseguida se levantaron para ayudar a guardar los cojines y bajar los libros. Me quedo con Bombur abriendo y cerrando la bolsa prensora porque le gustaba hacer crujir el cierre hermético. Cuando todo estuvo recogido y casi todo el mundo en la cama, a dormir. Pero con el dulce recuerdo de que Eleder, que ha asistido a muchísimas lecturas, me dijo que era la mejor de todas las que había vivido. Creo que exageraba, pero le brillaban los ojos.
A levantarse prontito que teníamos la visita a Salamanca. Cincuenta plazas, y los sondeos previos daban mucha más cifra. Pensamos en llenar el bus con la máxima 'tonto el último', pero al final fuimos exactamente el número de personas del autocar. La visita fue una gozada, y me sirvió de mucho aquello que aprendí en el ciclo para mantener a la gente unida y atenta. Eithel y Frodo hicieron un trabajo espléndido, y Ángela fue la traductora ideal. Salamanca me tentó, hay que volver con más tiempo para darle al menos una porción del que se merece. Hubo mucha coña, mucha risa comunal y mucho ánimo por aprender. Saqueamos una tienda de ultramarinos porque algunos no habíamos desayunado como se debe, nos remojamos en el huerto de Calisto y Melibea y alucinamos con los patios. Definitivamente, deberíamos habernos puesto los trajes de gala.
Y por la tarde las conferencias, codo con codo con Yami, de las que me tuve que salir muy apresuradamente porque llegaba el concierto de los Bardos. Maldije por enésima vez mi cabello, porque no me daba tiempo a ponerme la redecilla, y bajé colocándome los zapatos al teatro. Aunque por motivos temporales tuvimos que restar una canción (y una interpretación improvisada mía con el flautista enamorado Hirunatan), creo que el resultado fue muy bueno para el público. Santi subió a subir de volumen la guitarra, y el teclado de Hiru funcionaba a su bola, pero me parece que la gente se fue más que satisfecha aunque no habían tenido casi tiempo de ensayar con los arreglos de Maglor.
Nada más salir del concierto, a correr otra vez hacia la habitación para la Cena de Gala, que en menos de 15 minutos debía subir, ponerme el traje y estar abajo. Tuve que irme a la habitación de mi prima para que me abrochase el vestido, porque Boromir había desaparecido para preparar el mathom de Tol Eressëa, y ella andaba histérica porque no tenían agua caliente en la habitación. En fin, maldiciendo mi cabello de nuevo y guardando la redecilla de perlas, bajé vestida como una señora pero con pelos de kinki a la cena, con Guillem susurrando 'ponte tranquila' mientras lo arrastraba. La Cena de Gala, uno de los momentos más carismáticos de la EstelCon... ¿Cómo iba a estar tranquila?
Era una maravilla ver cómo bajaba la gente, de dos en dos y de tres en tres, hacia el hall. Las monjitas estaban maravilladas, y la verdad es que parte del encanto de la Mereth Aderthad también fue suyo. Se portaron como las madrecitas y abuelitas de todos. Después me enteré de que habían estado en parte del concierto, escuchando desde la platea, antes de irse a sus rezos. Fuimos los penúltimos en bajar, y como no sé mentir, Santi y Miriam ya sabían por qué los dejábamos para los últimos. El restaurante fue fantástico, aunque no tanto la actuación de la televisión de Salamanca (por lo poco que pude oírles) ni la temperatura del salón. Al acabar la entrega de mathom, todos maravillosos, por cierto, decidí irme y deshacerme del traje, ya que estaba tan cansada que no me apetecía hacer el hobbit. La intemporal en el restaurante estuvo muy bien, especialmente con la gente de Mallorca, con el Taller de Bombur, con Estendur, Finceleb y Merry. Conversaciones a media voz donde recordé la calidez y complicidad con la que siempre me reciben (exceptuando a Estendur, hacía mucho que no hablaba con ellos un poquito de tú a tú).
Y a la cama, agotadísima, tanto que casi ni me daban ganas de quitarme los vaqueros. Porque todo había sido intenso y voraz, aunque no alcanzase a saber por qué ya que siempre miré desde el lado del marionetista. Al día siguiente no pude levantarme pronto, aunque sí lo suficiente para desayunar, y de un modo entrecortado supe cuándo tendría que subir al escenario a dar el Gandalf (a una persona muy querida, Amandil). Pregunté por tareas que quedaban pendientes, y estuve desmontando pequeñas cosas, salas con detalles. Como quien recoge en una caja los recuerdos de un amor que se acaba, como quien dobla y sella las ropas de un difunto, como quien seca flores en páginas amarillentas.
La despedida fue como fue todo, apresurada, atropellada. Me arrancaban de unos y otros me tendían los brazos. No me despedí de tanta gente... y sonámbula llegué a casa. Bendije entonces el no haberme sentido enferma en la EstelCon, porque la debilidad se cebó con algunos de los más aguerridos organizadores, y me abandoné al descanso.
Tardé dos días en deshacer la maleta como Eru manda, colocando el mathom (que será el testigo en mi estantería), el cancionero (con sus hermanos de Merith pasadas), el wellcome pack y la acreditación (colgados con los demás en la pared sin pintar de mi cuarto), los generosos regalos de Tol Eressëa y Lórien, de Margarida e Ylmir (gracias, gente, por vuestra generosidad).
Y entonces fue cuando pude decir aquello de...
Well, I'm back.
PD: Quiero más fotos. Más. Y más vídeos. Debería haber robado una cámara y haberla llevado para croniquear. Mi buzón está hambriento.
PD2: Por cierto, esto fue la Mereth Aderthad de los 15 años de Imladris. Lo que pasa es que engañamos a la gente de Hammo para que nos encubriera.
PD3: Tu nombre de chapero no es tu nombre verdadero.
PD4: Mandos, Aulë y Ulmo son los p%&@s amos.
PD5: Lalalalala ... cambio ... lalalala
PD6: Seguro que esta crónica está redactada como el culo de un babuíno, pero así queda. Fresca y recién parida.
PD7: Como Boromir se llevó el bodhram, y es el flamante campeón de Eruvisión, anuncio que subiremos el caché. De cero euros a una botella de agua, y fría. Para cada uno. Que se tiene que notar que uno está galardonado.
9 comentarios:
No está para nada contada como el culo de un babuino, y casi me siento agotada después de haberla leido xDDD
Por cierto, como no conozco a nadie y tengo curiosidad, ¿para qué bajaban los últimos Santi y Miriam?
Pues porque se casan dentro de dos semanas, y queríamos hacerles una ovación de bajada de las escaleras, y esas cosas tan horteras que se han buscado como el 'que se beeesen, que se beeeesen' por casarse XD XD XD
Ya haré crónica de la boda, que seguro es genial.
Findûriel. No, agotada no, que ya he descansado XD
Me he encantado la crónica.
Muy viva, muy dulce, muy sentida. Jolin, me da lástima no haber podido ir.
Y gracias por llamarme tu para decirme que era finalista del Gandalf. Me hizo mucha ilusión y me transmitiste muy buena vibraciones.
¡A ver cuando podemos ir a Segovia a verte! Que. si Dios quiere, ya seremos cuatro. :)
Un besazo
Amandil
Yo te agradezco desde la distancia todo tu esfuerzo, tu sudor y tu entusiasmo, saber que mi Elfo regreso de Salamanca con una sonrisa en la cara de satisfacción por este viaje, para mi es muxo, su sonrisa es gracias al buen hacer de que tu y los ke curraron como tu consiguieron en esta Estelcon.
Ke pena ke no pude ir, por lo ke me han contado fue una pasada.
Nos vemos florecilla, y descansa muxo, un peaxo de abrazo desde la isla.
La EstelCon no hubiera sido lo mismo sin tí ... y sin tu trabajo. Y la lectura de cuentos fue lo más maravilloso que viví en Santa Marta; ¡imagínate que hasta vi elfos caminar mientras iban cantando dulcemente! Creo que fue culpa de la fiebre ...
Gracias por todo prima.
PD: pido perdón una vez más por no haber podido estar como debía en la lectura.
PD2: tu nombre de chapero no es tu nombre verdadero. Jajajajajaja
PD3: aunque fue obligado a decir públicamente que "el este mola más", Boromir es el más grande!!! Y lo de las botellas de agua está hecho, faltaría más.
ummm!! al fin una crónica con muchos detallitos!!!
penica no haber podido ir!!
¿has dicho crónica de la boda de Santi y Miriam?¿eso significa que vas a venir? ¿síííí? ¿sííí? :D :D :D ya me gustaría verte moza!!
olatz
Muy buena la crónica, has sido capaz de transmitir el ritmo vertiginoso que debisteis tener la gente de la organización.
Dicen que a la tercera va la vencida y por fin en esta EstelCon asistí a una lectura de cuentos. Mi espalda, está vez ya operada, me permitió escuchar las primeras cinco lecturas. Levantarme un poco renqueante mereció la pena, me encantó el ambiente.
A ver si tengo un tiempito y edito los videos que saqué en la EstelCon. Puedo prometer y prometo que tu buzón será uno de los primeros en recibir dichos enlaces.
Bikos!!!
Me alegro de que saliera tan bien, qué rabia me da habérmela perdido!!
Un besazo wapa, que tengo muchas ganas de verte
La EstelCon fue increíble y os lo currasteis una barbaridad, ya te dije que no he puesto nada al respeto pq siento que cualquier cosa que ponga no le haría justicia ^^
A ver si te llevo cd de fotos a valencia ;-) que nos vemos en naaa ^^
Besitos.
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