Un mes mas, os traigo el texto que he redactado para la sección 'Segovianos ilustres' de la Agenda Cultural de marzo, que en este caso tiene como protagonista a la Reina Berenguela. La reducida extensión del texto me impidió escribir mil y un detalles de la vida de esta fascinante mujer, que se vio encargada del poder en dos ocasiones y sostuvo dos reinos con prudencia, habilidad y honestidad. Hija de la ciudad de Segovia, nos honra tener entre nuestros personajes ilustres a tan honesta reina.
Berenguela de Castilla fue una hija deseada.
Los reyes Alfonso VIII El de las Navas (así conocido por su victoria en la batalla de las Navas de Tolosa) y Leonor Plantagenet habían perdido varios hijos cuando, en 1180, vino al mundo en el Alcázar la princesa Berenguela.
Debido a la ausencia de herederos varones en el momento del nacimiento, Berenguela se convierte en un fruto a conquistar por los príncipes e infantes de los reinos europeos. Tanto es así, que es prometida a Conrado de Rothemburg, quinto hijo del emperador Federico I Barbarroja, a la tierna edad de seis años. El conde germano acudiría para los esponsales con la niña Berenguela hasta Carrión, siendo armado caballero.
El matrimonio no se consumó, ya que a la condición infantil de Berenguela se sumó el nacimiento de Fernando, hijo varón de los reyes, que fue inmediatamente nombrado heredero. Ni siquiera la dote de 42.000 áureos de la pequeña Berenguela convencería al emperador germano de no paralizar el compromiso. Pero no habría tiempo de anularlo eclesiásticamente, ya que Conrado sería asesinado en 1196.
A los dieciocho años Berenguela contraería matrimonio en Valladolid con su pariente Alfonso IX de León, convirtiéndose en reina. Cinco serían los hijos nacidos de esta unión, dos de los cuales ascenderían a títulos reales (Felipe III de León y Castilla y Berenguela, casada con el rey-regente de Jerusalén).
El Papa Inocencio III se pronunció en 1204 empañando este clima de felicidad, seis años después del enlace, declarando nulo el matrimonio debido al parentesco de los cónyuges (Alfonso era tío segundo de Berenguela). Desolados y devastados por la decisión, la reina y Alfonso (que también vivía su segunda anulación) suplicarían una dispensa para seguir unidos, pero el Papa no cedió. Berenguela regresa a Castilla con sus padres, dejando en custodia a su hijo Fernando.
Fallecido Alfonso VIII, la corona se transmite a su tercer hijo varón (y único vivo) Enrique, de 10 años de edad. Su madre ejercería la breve regencia por 24 días, tras los cuales falleció, lo que dejaría a su hermana Berenguela como regente. Como en ocasiones anteriores y posteriores, la historia no aceptaba la regencia de una mujer, y se suceden revueltas a favor de Álvaro Núñez de Lara como tutor y regente de Enrique.
El niño rey fallece en 1217 debido al golpe de una teja (su cuidador lo escondió para ocultar este hecho, y no fue encontrado hasta muchas horas después), y Berenguela se convierte repentinamente en Reina. Ella, en el acto de proclamación, abdica a favor de su hijo Fernando, por el que pactaría un matrimonio altamente ventajoso para la corona de Castilla: Beatriz de Suabia, nieta de los emperadores Federico I Barbarroja e Isaac II Angelo.
Protegería con celo el reinado de su hijo de intrigas, rivalidades y pretensiones. El obstáculo más importante que tuvo que sortear tuvo lugar a la muerte de Alfonso IX, pues el rey leonés designó como herederas a Sancha y Dulce, fruto de su primer matrimonio, en detrimento de Fernando. Mediante el Tratado de las Tercerías lograría la cesión del trono a cambio de una cuantiosa compensación. De ese modo las coronas de León y Castilla se fusionaron por primera vez en un único monarca.
Gobernó Castilla y León con sabiduría y prudencia en las épocas en las que su hijo fue menor o cuando se encontraba ausente por sus campañas en Al-Ándalus.
Mujer piadosa y trabajadora, supervisa y protege las obras de monumentos sacros como las catedrales de Toledo y Burgos. Moriría en 1246, mientras habitaba en el Monasterio de las Huelgas, pasando a la posteridad entre los reyes y regentes con los títulos de 'Grande' y 'Prudentísima'.
Su nieto sería el gran monarca Alfonso X El sabio.
Findûriel
Berenguela de Castilla fue una hija deseada.
Los reyes Alfonso VIII El de las Navas (así conocido por su victoria en la batalla de las Navas de Tolosa) y Leonor Plantagenet habían perdido varios hijos cuando, en 1180, vino al mundo en el Alcázar la princesa Berenguela.
Debido a la ausencia de herederos varones en el momento del nacimiento, Berenguela se convierte en un fruto a conquistar por los príncipes e infantes de los reinos europeos. Tanto es así, que es prometida a Conrado de Rothemburg, quinto hijo del emperador Federico I Barbarroja, a la tierna edad de seis años. El conde germano acudiría para los esponsales con la niña Berenguela hasta Carrión, siendo armado caballero.
El matrimonio no se consumó, ya que a la condición infantil de Berenguela se sumó el nacimiento de Fernando, hijo varón de los reyes, que fue inmediatamente nombrado heredero. Ni siquiera la dote de 42.000 áureos de la pequeña Berenguela convencería al emperador germano de no paralizar el compromiso. Pero no habría tiempo de anularlo eclesiásticamente, ya que Conrado sería asesinado en 1196.
A los dieciocho años Berenguela contraería matrimonio en Valladolid con su pariente Alfonso IX de León, convirtiéndose en reina. Cinco serían los hijos nacidos de esta unión, dos de los cuales ascenderían a títulos reales (Felipe III de León y Castilla y Berenguela, casada con el rey-regente de Jerusalén).
El Papa Inocencio III se pronunció en 1204 empañando este clima de felicidad, seis años después del enlace, declarando nulo el matrimonio debido al parentesco de los cónyuges (Alfonso era tío segundo de Berenguela). Desolados y devastados por la decisión, la reina y Alfonso (que también vivía su segunda anulación) suplicarían una dispensa para seguir unidos, pero el Papa no cedió. Berenguela regresa a Castilla con sus padres, dejando en custodia a su hijo Fernando.
Fallecido Alfonso VIII, la corona se transmite a su tercer hijo varón (y único vivo) Enrique, de 10 años de edad. Su madre ejercería la breve regencia por 24 días, tras los cuales falleció, lo que dejaría a su hermana Berenguela como regente. Como en ocasiones anteriores y posteriores, la historia no aceptaba la regencia de una mujer, y se suceden revueltas a favor de Álvaro Núñez de Lara como tutor y regente de Enrique.
El niño rey fallece en 1217 debido al golpe de una teja (su cuidador lo escondió para ocultar este hecho, y no fue encontrado hasta muchas horas después), y Berenguela se convierte repentinamente en Reina. Ella, en el acto de proclamación, abdica a favor de su hijo Fernando, por el que pactaría un matrimonio altamente ventajoso para la corona de Castilla: Beatriz de Suabia, nieta de los emperadores Federico I Barbarroja e Isaac II Angelo.
Protegería con celo el reinado de su hijo de intrigas, rivalidades y pretensiones. El obstáculo más importante que tuvo que sortear tuvo lugar a la muerte de Alfonso IX, pues el rey leonés designó como herederas a Sancha y Dulce, fruto de su primer matrimonio, en detrimento de Fernando. Mediante el Tratado de las Tercerías lograría la cesión del trono a cambio de una cuantiosa compensación. De ese modo las coronas de León y Castilla se fusionaron por primera vez en un único monarca.
Gobernó Castilla y León con sabiduría y prudencia en las épocas en las que su hijo fue menor o cuando se encontraba ausente por sus campañas en Al-Ándalus.
Mujer piadosa y trabajadora, supervisa y protege las obras de monumentos sacros como las catedrales de Toledo y Burgos. Moriría en 1246, mientras habitaba en el Monasterio de las Huelgas, pasando a la posteridad entre los reyes y regentes con los títulos de 'Grande' y 'Prudentísima'.
Su nieto sería el gran monarca Alfonso X El sabio.
Findûriel
1 comentarios:
Muy interesante, como siempre :-D
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