
Y ya te has ido, ya no queda nada. No hay tumba para el cuerpo tan pequeño no hay flores de sepulcros diminutos no hay sones de lo fúnebre esperando. No hay óbitos que canten lo que eras ni esquelas que revelen tu misterio ni recitados de solemne grave ni lápidas que lloren en otoño. Te vas, pequeña...